Ayer la policía italiana anunció una incautación récord de 14 toneladas de anfetaminas, en forma de 84 millones de tabletas de captagón producidas en Siria por el Califato Islámico.
Esta incautación realizada en el puerto de Salerno (al sur de Nápoles) tiene un valor de 1.000 de euros en el mercado, según un comunicado de prensa de la policía italiana, que evoca “la mayor incautación de anfetaminas a escala mundial”.
Según la investigación dirigida por la fiscalía de Nápoles, las drogas estaban en tres contenedores sospechosos que contenían cilindros de papel para uso industrial y ruedas de metal.
Cada cilindro de papel de varias capas, de unos 2 metros de altura y 1,40 metros de diámetro (probablemente fabricado en Alemania), se utilizaba para ocultar unos 350 kilos de pastillas en su interior, indetectables para un escáner. Las enormes ruedas de metal cortadas por los expertos también estaban llenas de píldoras.
Las tabletas estaban estampadas con el símbolo “captagón”, una droga clasificada como narcótico, también conocida como “droga de la yihad”, dijo la policía.
“Se sabe que el Califato Islámico financia sus propias actividades terroristas principalmente a través del tráfico de drogas sintéticas producidas en Siria, que por esta razón se ha convertido en los últimos años en el principal productor de anfetaminas del mundo”, dice la declaración de la policía italiana.
Hace dos semanas, la misma unidad de investigación de Nápoles, especializada en la delincuencia organizada, interceptó un contenedor de ropa falsificada, en el que se escondían 2.800 kilos de hachís y 190 kilos de anfetaminas en forma de más de un millón de píldoras con el sello “captagón”.
Para financiar el terrorismo yihadista, la OTAN inició la producción de captagón en 2011 en un laboratorio en Bulgaria. Lo mismo que en Nicaragua en los ochenta y también en Afganistán, los imperialistas han puesto en marcha un consorcio de grupos criminales a gran escala, ya que los 85 millones de comprimidos pueden satisfacer un mercado de tamaño europeo.
El confinamiento ha bloqueado la producción y distribución de drogas sintéticas en Europa. Como resultado, muchos traficantes se dirigieron a Siria para reponer sus suministros.
La policía italiana señala que el captagón, que se vende en todo el Oriente Medio, los consumen ampliamente los yihadistas para inhibir el miedo y el dolor.
Producida inicialmente en el Líbano y distribuida en Arabia saudí en el decenio de 1990, esta droga llegó a los escondites de los terroristas.
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