Sin embargo, tan solo tres años después, el gobierno norteamericano se lo saltó para llevar a cabo una serie de experimentos con armas bacteriológicas en su propia población. El más famoso (y peligroso) de ellos se viviría en San Francisco, donde el ejército liberó una nube de gas tóxico desde el mar para averiguar si la ciudad era sensible a un ataque selectivo realizado mediante este tipo de armas.
Así lo afirma, al menos, la versión digital de la revista “Discover”, donde se han hecho eco de este experimento y han determinado que el experimento se llevó a cabo sin el consentimiento de los estadounidenses.
Concretamente, el microbio fue liberado en forma de nube tóxica para averiguar también cuánto tardaría en extenderse a otras regiones de Estados Unidos y determinar cuál era la forma más idónea de detenerlo. De confirmarse este hecho, el gobierno norteamericano habría realizado uno de los experimentos humanos más grandes de la Historia.
En palabras de “Discover”, el microbio liberado fue el “Serratia marcescens”, una bacteria que suele formarse en ambientes húmedos y que, a pesar de que en un principio se creía inocua, puede provocar enfermedades urinarias graves y resistentes a los antibióticos.
El experimento se realizó en la década de 1950 (no se detalla una fecha concreta) por parte del Ejército de los Estados Unidos. Concretamente, el cuerpo de ejército responsable fue la Marina, que se dedicó a rociar durante seis días San Francisco con bombonas y bombonas de un gas con esta bacteria mediante varios dragaminas a lo largo de la costa.
La operación (llamada “Mar-Spray”) fue un éxito, pues el ejército llegó a la conclusión de que San Francisco era un lugar idóneo para ser asaltado con armas bacteriológicas. A su vez, y tal y como quedó explicado en un informe de 1951, los militares señalaron que, si se sufría un ataque en esta zona, la nube tóxica se podría extender hasta las comunidades adyacentes de Albany, Berkeley, Daly City, Colma, Oakland, San Leandro, y Sausalito. De hecho, se estimó que unos 800.000 habitantes recibieron una fuerte dosis de este gas.
Las consecuencias no se hicieron esperar y -a pesar de que los expertos habían señalado que “el Serratia marcescens rara vez causaba una enfermedad”– a los pocos días once pacientes fueron ingresados en el Hospital de Stanford (en San Francisco) aquejados de infecciones urinarias severas. A su vez, varios sujetos que estaban recuperándose de una cirugía de próstata desarrollaron complicaciones relacionadas con el corazón.