La OTAN califica a Argelia de “riesgo para la seguridad de Europa” en un comunicado plagado de embustes para consumo de los grandes medios de comunicación. La Alianza militar dice que el país norteafricano sigue el ejemplo de Rusia porque utiliza sus suministros de gas a los países europeos como arma diplomática.
Los matarifes de la OTAN olvidan que fueron los países occidentales los que, con sus sanciones, trataron de utilizar el gas ruso como arma diplomática, aunque el tiro les salió por la culata.
En referencia a las presiones diplomáticas, la Alianza imperialista tampoco admite las suyas sobre el gobierno de Madrid, al que han llevado a un callejón sin salida.
En un documento difundido principios de este mes, desvelado ayer por la versión en alemán de Business Insider, la OTAN considera a Argelia como un riesgo para la seguridad de Europa. La amenaza proviene del suministro de gas argelino a los países del sur de Europa, especialmente España, con la que Argelia ha firmado acuerdos de suministro.
“Existe el riesgo de que Argelia utilice sus suministros de gas como medio de presión política, como hace Rusia. Esto supondría un riesgo para la resistencia política y económica de Europa. A largo plazo, amenazaría el estatus de Argelia como proveedor de energía a Europa”, dijo la Alianza, recordando que “la seguridad energética ha sido considerada durante muchos años como un factor importante en la política exterior y de seguridad, incluso dentro de la OTAN”.
El pasado mes de abril, tras la decisión de Madrid de autorizar el flujo inverso del gasoducto Magreb-Europa para enviar gas a Marruecos, Argelia amenazó con romper el contrato de suministro de gas a España si lo reenviaba “a un tercer destino”. Esta reacción causó preocupación en la OTAN, especialmente porque Sonatrach, la empresa argelina de hidrocarburos, suministra más del 40 por cien del gas natural que importa España.
Las relaciones entre Argelia y España se han deteriorado por la traión al Sáhara. El 18 de marzo el gobierno de Madrid reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara. Argel retiró a su embajador en Madrid al día siguiente.
Luego Argelia suspendió un tratado de amistad, buena vecindad y cooperación, firmado en 2002, con España. Argel también suspendió su comercio con Madrid. La suspensión no afecta, de momento, al gas natural que el país norteafricano suministra a la Península.
Atemorizado, el gobierno de Madrid recurrió primero a la Unión Europea y luego a la OTAN para presionar al país norteafricano. Ya sólo queda averiguar si el gobierno de Argel claudicará ante la Unión Europea y la OTAN, ya que España ha vuelto a demostrar que no tiene ninguna capacidad de reacción.
En medio de la crisis diplomática, el gobierno español volvió a cometer ayer otra torpeza: el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, y su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit, se reunieron en Madrid.
Las presiones de Estados Unidos son tan fuertes que el escándalo de las escuchas teléfonicas de Marruecos al gobierno español (y al argelino) no parecen haber hecho mella.