Rafiq Hariri, libanés asesinado en 2005 |
Volker Perthes estudió Siria en 1986-1987 gracias a una beca alemana, en Damasco, de investigación. Posteriormente, hizo carrera en Alemania como profesor de Ciencias Políticas, con excepción del periodo 1991-1993, cuando trabajó como profesor en la Universidad Americana de Beirut. Desde 2005 es el director del Stiftung Wissenschaft und Politik (SWP), el principal grupo pensante público alemán, en el que trabajan más de 130 especialistas, la mitad de ellos provenientes de universidades.
Sin embargo, cuando Feltman organizó el ataque israelí contra el Líbano, en 2006, sólo implicó a Estados Unidos, calculando que, ante la esperada derrota de Hezbollah, Siria acudiría en auxilio de Beirut, lo cual proporcionaría el pretexto para una intervención estadounidense. Berlín se limitó a enviar su marina de guerra como miembro de la Fuerza de Naciones Unidas (FINUL).
Fue durante la reunión anual realizada del 5 al 8 de junio de 2008 –o sea, 5 años antes de la guerra– cuando la entonces secretaria de Estado Condoleezza Rice dijo al Grupo de Bilderberg que había que derrocar el gobierno sirio. Para apoyar su argumentación, Rice llevó con ella a la directora de la Arab Reform Initiative, Bassma Kodmani (futura fundadora del Consejo Nacional Sirio), y al director del SWP, Volker Perthes. El Grupo de Bilderberg surgió como resultado de una iniciativa de la OTAN, que incluso se encarga directamente de garantizar la seguridad de las reuniones del Grupo.
Según un cable dado a conocer por Wikileaks, Volker Perthes aconsejó a la señora Rice en contra de Irán. Según Perthes, era peligroso iniciar una operación militar cuyas consecuencias regionales serían imprevisibles y sería más eficaz sabotear la economía iraní. Y Washington siguió los consejos de Volker Perthes, en 2010, con la operación de destrucción de los programas informáticos de las centrales nucleares iraníes mediante el virus Stuxnet.
En marzo de 2011, Volker Perthes publicó en el New York Times un artículo de opinión donde se burlaba del discurso que el presidente sirio Assad había pronunciado ante la Asamblea del Pueblo y denunciaba una “conspiración” contra Siria. Según Perthes, en Siria había una “revolución” y el presidente Assad tenía que irse.
A mediados de 2011, el gobierno alemán notó el auge de la Hermandad Musulmana en Túnez y Egipto. En Berlín recordaron entonces que Alemania albergaba, a pedido de la CIA, la coordinación internacional de aquella cofradía en Aquisgrán. Berlín decidió entonces respaldar a la Hermandad Musulmana en todas partes donde esta lograra llegar al poder, exceptuando el Hamas en Palestina para no estorbar a Israel. Bajo la influencia de Volker Perthes, el entonces ministro alemán de Exteriores –Guido Westerwelle– se persuadió de que los miembros de la Hermandad Musulmana no eran “islamistas” sino que estaban “orientados por el islam”. Creó entonces un equipo de diálogo con los movimientos “islamistas moderados” y una Fuerza de Tarea para Siria. Por su parte, Perthes organizó, en julio, el recibimiento, en la sede del ministerio alemán de Exteriores, de una delegación de la oposición siria, encabezada por el miembro de la Hermandad Musulmana Radwan Ziadeh.
El 6 de octubre de 2011, el entonces ministro turco de Exteriores Ahmet Davutoglu interviene ante la conferencia a puertas cerradas Tusaid-Stratfor.
El 6 de octubre de 2011, Volker Perthes participaba, a proposición del Departamento de Estado, en la conferencia a puerta cerrada organizada por la Turkish Industry & Business Association (Tusiad) y la firma privada estadounidense de inteligencia Stratfor para simular las opciones energéticas de Turquía y las posibles respuestas de otros 8 países, entre ellos Alemania. En aquella conferencia estuvieron presentes las 10 primeras fortunas de Turquía y Taner Yildiz –el entonces ministro turco de Energía–, quien posteriormente ayudaría a la familia Erdogan a organizar el financiamiento de la guerra contra Siria con el petróleo que roba el Emirato Islámico.
En enero de 2012, el entonces responsable del Medio Oriente en el Departamento de Estado, Jeffrey Feltman, solicitó a Volker Perthes que dirigiera el programa denominado “El Día siguiente”, que debía conformar el próximo régimen a implantar en Siria. Hubo reuniones durante 6 meses para llegar principalmente a la redacción de un informe que se hizo público después de la Conferencia de Ginebra.
“El Día siguiente” movilizó a 45 opositores sirios, entre los que se hallaban Bassma Kodmani y varios miembros de la Hermandad Musulmana. Aquel programa fue financiado por el US Institute of Peace, equivalente de la National Endowment for Democracy (NED) pero dependiente del Departamento de Defensa de Estados Unidos. También se solicitó la participación de Alemania, Francia, Noruega, los Países Bajos y Suiza.
“El Día siguiente” redactó el borrador del plan de capitulación total e incondicional de Siria, que se convirtió en la obsesión de la ONU cuando Jeffrey Feltman fue nombrado director de Asuntos Políticos de las Naciones Unidas, en julio de 2012.
El estadounidense Jeffrey D. Feltman presta juramento ante el secretario general de la ONU Ban Ki-moon al tomar oficialmente posesión de su cargo como segundo funcionario más importante en la jerarquía de la ONU. Desde ese momento, la ONU, supuestamente encargada de promover la paz, pasó a ser controlada por los “halcones liberales” estadounidenses.
Veamos los principios estipulados en el plan Perthes-Feltman:
– abolición de la soberanía del pueblo sirio;
– destitución del Presidente (un vicepresidente se mantendría en su cargo, con funciones estrictamente protocolares);
– al menos 120 dirigentes sirios serán considerados como culpables y se les prohibirá ejercer cualquier función política, antes de ser juzgados y condenados por un Tribunal internacional;
– disolución o decapitación de la Dirección de la Inteligencia Militar, la Dirección de la Seguridad Política y la Dirección de la Seguridad General;
– los prisioneros “políticos”. serán liberados y se derogarán los tribunales antiterroristas;
– retirada del Hezbollah y de los Guardianes de la Revolución.
Sólo entonces la comunidad internacional comenzaría a luchar contra el terrorismo.
Simultáneamente, Volker Perthes organiza el “Working Group on Economic Recovery and Development” de los llamados “Amigos de Siria”. En junio de 2012, bajo la copresidencia de Alemania y de los Emiratos Árabes Unidos, ese grupo distribuyó entre los países miembros de los “Amigos de Siria” una serie de concesiones para la explotación del gas sirio, como pago por el respaldo de esos países al derrocamiento del gobierno sirio.
Volker Perthes también organizó el “Working Group on Transition Planning” de la Liga Árabe.
Finalmente, también instaló la “Syrian Transition Support Network” en Estambul.
A partir de la Conferencia de Ginebra realizada el 30 de junio de 2012 y de la reunión de los “Amigos de Siria” que se desarrolló en París el 6 de julio del mismo año 2012, se pierde toda huella pública del papel de Volker Perthes, con excepción de lo que publicó para lograr que se mantuviera el respaldo de Alemania a la Hermandad Musulmana. Alemania prosiguió su política y, después de la abdicación del emir de Qatar y del fortalecimiento del papel de Arabia Saudita, Berlín designó a Boris Ruge, el responsable de Siria en el ministerio alemán de Exteriores, como embajador en Riad.
En enero de 2015, la canciller Angela Merkel participa en una manifestación contra la intolerancia y el terrorismo del brazo de Aiman Mazyek, secretario general del Consejo Central de los Musulmanes en Alemania, en realidad uno de los líderes de la Hermandad Musulmana.
En el verano de 2015, durante un viaje del representante especial de la ONU para Siria, Stefan De Mistura, a Damasco, el gobierno sirio pidió explicaciones sobre el Plan Perthes-Feltman, sobre el cual las autoridades sirias habían obtenido información. Muy incómodo ante esta embarazosa situación, De Mistura dijo no tener nada que ver con tales documentos y afirmó que él no los reconocía. Al parecer, Moscú amenazó con hacerlos públicos ante el Consejo de Seguridad, en ocasión de la presencia de los jefes de Estado y de gobierno en la apertura de la Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2015. La divulgación de los documentos, que habría provocado una crisis peligrosa para la existencia misma de la ONU, no llegó a concretarse.
Durante ese mismo periodo, Berlín retomó los contactos con Damasco, sin que los sirios hayan logrado determinar si ese paso fue resultado de una nueva política de la canciller Angela Merkel o de un enésimo intento de infiltración.
Pero, en el mismo momento, Staffan De Mistura y su superior estadounidense Jeffrey Feltman nombraban a Volker Perthes “negociador de paz” para el próximo encuentro de Ginebra. Perthes se encargará entonces de la comunicación entre la delegación de la oposición siria y la delegación de la República Árabe Siria.
Desde hace 3 años, en violación de la Carta de la ONU y lejos de actuar a favor del restablecimiento de la paz en Siria, la ONU ha acusado a Siria –sin presentar la menor prueba– de haber reprimido una revolución, de utilizar armas químicas contra su propia población, de recurrir a la tortura y de provocar hambrunas entre sus opositores.
Lo peor y más importante es que la ONU incluso ha provocado deliberadamente retrasos en la aplicación de toda iniciativa favorable a la paz, para que la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo tuvieran tiempo de lograr que sus mercenarios extranjeros –en este caso, las organizaciones terroristas al-Qaeda y Emirato Islámico– derrocaran al gobierno sirio.