La misión de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha viajado a China ha vuelto como cabía esperar: con los bolsillos vacíos. No ha encontrado pruebas del origen de la pandemia, considera “altamente improbable” que el virus se haya fugado de un laboratorio de Wuhan y tampoco ha logrado identificar al animal que pudo transmitirlo al hombre.
La rueda de prensa que dio Peter Ben Embarak, jefe de la delegación de la OMS, a su regreso de China, roza el esperpento. Han sido unas vacaciones muy bien pagadas a cambio de palabrería como “quizás”, “es posible” y “probablemente” que dejan claro que no tienen ni la más remota idea.
“Los hallazgos sugieren que la hipótesis que apoya la fuga en el laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan (WIV) resulta altamente improbable para explicar la introducción del virus en la población humana”, afirmó Embarak.
Una transmisión del coronavirus de un animal a otro y después al hombre es la hipótesis “más probable”, dijo en rueda de prensa. La evidencia sugiere que emergió naturalmente en murciélagos y quizás pasó a los humanos a través de un intermediario como el pangolín o la rata de bambú, pero aún se necesitan «investigaciones más específicas» y añadió que “la búsqueda de la posible ruta de introducción a través de diferentes especies animales y el reservorio específico , es todavía una investigación en proceso”.
El experto apuntó también a una posible transmisión “a través del comercio de productos congelados”. “Sería interesante examinar si un animal salvaje congelado que fue infectado podría haber sido el vector potencial”, aseguró.
La transmisión a partir de un animal es probable, pero “no ha sido aún identificado”, dijo por su parte Liang Wannian, jefe del equipo de científicos chinos que trabajaron junto a los de la OMS en Wuhan.