El pasado 2 abril una bebé de cinco meses falleció en Sevilla a causa de un apendicitis porque los médicos sólo atendían al coronavirus. El caso está en manos de la Fiscalía y Carmen Flores, de la Asociación del Defensor del Paciente, asegura que “han acumulado un gran número de casos” que están en una situación similar.
La recién nacida tenía fiebre y, en medio del estado de alarma, los padres llamaron al 112 pero les dijeron que esperasen.
Al día siguiente acudieron al centro de salud San Hilario. “Había dos pediatras, y la verdad es que estaban ya terminando su jornada, nos trataron un poco mal pero nos terminaron atendiendo en urgencias”, dijeron los padres.
La pediatra apenas exploró al bebé y les dijo a los padres que no se preocuparan demasiado. Les añadió que “debe de estar incubando algo, algún virus, que es normal en un bebé, pero que estemos tranquilos: que sigamos con el paracetamol, que la bañemos y le pongamos paños para bajarle la fiebre, y ya está”.
Además la pediatra les recuerda el peligro que puede suponer llevar a la bebé a un hospital en medio de una pandemia.
El 1 de abril los padres llaman al 112 al observar que la niña seguía con fiebre. Piden el traslado a un hospital o centro de salud, pero les recomiendan no hacerlo debido al peligro de contagio.
“Miró la historia clínica y, para nuestra sorpresa, nos dijo que la anterior pediatra había puesto: ‘Gastroenteritis’. Le dije: ‘Pero si a mí no me ha dicho nada de gastroenteritis… ¿Por qué no nos lo han dicho antes? Es que tiene una fiebre que no la veo normal, igual sería bueno que le hicieran más pruebas”, le respondió la madre.
La respuesta de este médico fue similar a las anteriores: “calma” y que le apliquen baños y paracetamol.
Al día siguiente sobrevino la tragedia. “Vimos que se le empezaba a hinchar la barriga y pensamos en ese momento que podían ser gases, pero de pronto le dieron como convulsiones… Nos asustamos mucho, nos lo llevamos corriendo al centro de salud San Hilario”, explican los progenitores.
Según entraron en el lugar le dio la primera parada cardiorrespiratoria y llamaron ellos mismos al 061, porque decían “que no tenían recursos para atender aquello. Lo llevaron en una ambulancia al Hospital Virgen de Valme”.
“Cuando llegamos salió una enfermera y me dijo que había fallecido, que al entrar en el hospital le había dado su segunda parada cardiorrespiratoria, y que ahí no habían podido sacarle. Fue el forense el que nos dijo de qué había muerto: apendicitis. Estaba a punto de cumplir seis meses”.
La histeria mata. Los médicos estaban tan dedicados a la pandemia que se olvidaron de lo demás, dicen los padres. Los enfermos no diagnosticados, los mal diagnosticados, los crónicos y los que estaban en lista de espera para ser intervenido también han muerto en una cifra que nadie se preocupa de calcular, porque seguimos como el primer día: todo es responsabilidad del coronavirus.
Se le quita a uno las ganas de aplaudir. Sin embargo, también los propios enfermos fueron víctimas de la histeria y dejaron de acudir a los hospitales por miedo al contagio.