La máquina de fabricar billetes vuelve a ponerse en marcha

Estados Unidos obliga a Europa a financiar su propio rearme y el endeudamiento está a la orden de día, incluso en los países que hasta ahora presumían de ser los más rigurosos con las cuentas públicas, como Alemania, que acaba de eliminar la barrera del 3 por cien del PIB, a la que convirtieron en un principio constitucional, es decir, en un tabú.

Por presiones europeas, en 2011 España tuvo que reformar el artículo 135 de la Constitución para consagrar el mismo tabú, que luego se ratificó por ley para que no hubiera dudas de ningún tipo. Entonces los “expertos” hablaban de principios sagrados como la “estabilidad presupuestaria”. En Europa el endeudamiento no podía superar el límite del 3 por cien.

Pero eso no era suficiente. Además, Bruselas impuso que el pago de la deuda pública era prioritario sobre otros gastos, porque el dinero tiene que acabar siempre en el bolsillo de los bancos, que quieren ser los primeros en cobrar lo que se les debe.

15 años después, el rearme ha cambiado la política económica por completo. Los que antes presionaban a España, ya no se presionan a sí mismos. A Francia las deudas le salen por las orejas y si Alemania elimina el tope, pronto llegará a la misma situación de quiebra.

Cuando hay muchas deudas, hay que preguntar por los tipos de interés, que comienzan a subir, lo cual es la señal más alarmante de que la deuda puede dispararse de manera incontrolable y de que va a ocurrir lo mismo con la inflación.

Pero hay una tabla de salvación: Bruselas podría pedir ayuda al Banco Central Europeo para seguir adelante con el rearme europeo.

Las crisis económicas modernas, típicas de la fase imperialista del capitalismo, como la pandemia, han servido de campo de pruebas para las políticas monetarias denominadas “no convencionales”, como la compra de la deuda soberana italiana y española, o sea, de activos totalmente tóxicos.

En 2016 las compras totales de deuda italiana por el Banco Central Europeo superaban los 150.000 millones de euros. En la pandemia, la cifra se disparó casi hasta los 200.000 millones de euros con un programa especial de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP).

Sin los derroches de dinero del Banco Central Europeo no hubiera habido confinamientos.

Pero entonces aparece un nuevo obstáculo legal que tienen que apañar en Bruselas con su habilidad característica: el Banco Central Europeo (y los demás bancos centrales europeos) son independientes, de manera que -teóricamente- podrían negarse a sostener el despilfarro desenfrenado de la Comisión Europea y los Estados miembros (*).

Pues bien, dentro de poco los bancos centrales van a demostrar que, en cuanto los respectivos gobiernos les exijan financiar el rearme y la deuda, no tienen nada de independientes. Desde 1914, con la Primera Guerra Mundial, la experiencia demuestra que en cuanto se afloje el corsé, los agujeros van a crecer exponencialmente porque, sobre todo los países del sur, saben que van a ser rescatados por el Banco Central Europeo, cualesquiera que sean las circunstancias existentes.

Si durante la pandemia el Banco Central Europeo financió los confinamientos con tipos de interés negativos, puede financiar cualquier otro tipo de histeria vírica, como la “amenaza rusa”.

(*) https://core.ac.uk/download/pdf/199197954.pdf

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