La ‘hirak’ argelina: otro levantamiento árabe por encargo de las grandes potencias



Hay que agradecer al general Dominique Delawarde, un especialista en inteligencia militar, el artículo esclarecedor que ha publicado en la prensa argelina (1) sobre la reciente “hirak”(2) que ha llenado las calles del país norteafricano. Muchas veces los colonialistas muestran una lucidez que no aparece en los “alternativos”, alucinados en cuanto una protesta se sostiene en el tiempo, como es el caso de Argelia.

El general no se anda con remilgos. Confiesa que no cree en la espontaneidad de esta nueva “hirak” y busca sus motivos no en las legítimas aspiraciones populares de los argelinos sino en los manejos del imperialismo, del que también da una descripción precisa.

“El mundo se divide ahora en dos campos opuestos”, dice Delawarde al comienzo de su explicación. Hay quien quiere sostener una organización internacional tal como fue construida al final de la Segunda Guerra Mundial, con “la preeminencia casi absoluta de Estados Unidos”.

Este campo, continúa, es una minoría en número de Estados y población pero tiene el poder económico y superioridad militar: Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Israel. La mayor influencia la ejerce, de hecho, un dúo, Estados Unidos e Israel y, a menudo se proclama a sí misma como la “comunidad internacional”.

Al otro lado se ha organizado gradualmente otro campamento bajo la dirección de Rusia y China. Con las organizaciones internacionales creadas a principios del siglo XXI (Brics, OCS), este grupo desafía las reglas establecidas en 1945 con el fin de avanzar hacia un mundo multipolar. Reúne a grandes países como India o Pakistán y es mayoritario, tanto en número de Estados como en población (unos 100 Estados y más de 4.000 millones de habitantes), pero sigue estando rezagado en términos de poder económico.

Tras dibujar el contexto internacional, el general entra a ubicar el papel de Argelia en el escenario internacional. El país norteafricano, dice, es el más grande del Continente Negro, el mundo árabe y la cuenca mediterránea. Bajo el gobierno de Bouteflika, sigue siendo un país independiente, a diferencia de otros países árabes. A los ojos del imperialismo, el gobierno de Bouteflika ha cometido cinco errores imperdonables:

1. Mantiene demasiadas buenas relaciones con Rusia, un país en el que ha estado entrenando a sus oficiales del ejército durante mucho tiempo y en el que compra muchos equipos militares importantes (incluido los famosos SS-400).

2. Mantiene una relación demasiado buena con Irán, el enemigo jurado de Estados Unidos e Israel.

3. Contrariamente a varios países árabes, la Argelia de Bouteflika no se ha unido a la gran coalición saudí, apoyada por el imperialismo, en su agresión a Yemen para aplastar la revolución popular. La invasión de Yemen está destinada a contener la influencia iraní en Oriente Medio, en beneficio de Israel.

4. Desde el comienzo de la Guerra de Siria, el gobierno de Bouteflika ha mantenido buenas relaciones con el de Bashar Al-Assad y se ha negado a participar en el desmembramiento planeado por el imperalismo y sus aliados árabes, también en beneficio de Israel.

5. La Argelia de Bouteflika sigue siendo uno de los últimos baluartes árabes en la defensa de la causa palestina. Israel no admite esta posición y Estados Unidos tampoco.

La crisis argelina es una operación típica de cambio de régimen inducida por los imperialistas, al estilo de las “revoluciones de colores” en Ucrania, Libia, Siria, Venezuela y Brasil. “Leer el New York Time y el Washington Post en Estados Unidos, el periódico Le Monde y los reportajes de la BFMTV en Francia, los periódicos israelíes, Haaretz y Jerusalem post, es edificante y fácil de entender para un buen especialista en inteligencia”, dice el general.

Hay un método, técnicas y medios que los imperialistas han venido utilizando para organizar el caos en los países en los que quieren cambiar de régimen. Su éxito depende del cumplimiento de varias normas y de unos recursos financieros considerables:

1. Hay que elegir el momento adecuado para iniciar la operación. El momento oportuno es cuando el régimen atacado se debilita: crisis económica o social, gobierno débil, población dividida). Una convocatoria electoral es siempre una excelente oportunidad para evitar demasiados daños colaterales, que podrían conducir a una guerra civil. En marzo de 2019 se dan todas las condiciones para poner en marcha este tipo de operación en Argelia con alguna esperanza de éxito.

2. Hay que demonizar a un bando y luego promover al que quieres que triunfe. Son las técnicas básicas utilizadas con gran éxito por Cambridge Analytica en más de 200 campañas electorales entre septiembre de 2013 y marzo de 2018. En el caso de Argelia, destaca la incapacidad física de Bouteflika para gobernar el país. Se denuncian los resultados de su gobernanza, obviamente descritos como desastrosos (desempleo, desigualdad). Luego hay que criticar a su entorno y la corrupción. Contamos con una gran diáspora argelina fuertemente influenciada por los medios de comunicación occidentales para calentar a la opinión pública y a la calle.

3. Hay que manejar los modernos medios de comunicación e intercambio entre las personas (Facebook y Twitter), herramientas que están bajo control del imperialismo y que se utilizan para calentar a la multitud y organizar grandes concentraciones de protesta. Son métodos que Cambridge Analytica ha probado con éxito, particularmente en Latinoamérica.

Ni siquiera es necesario controlar la manipulación digital desde el país atacado. Se puede hacer directamente desde Estados Unidos. Es suficiente con tener un grupo de individuos de buen nivel con un perfecto dominio de la jerga local. En la diáspora argelina hay muchos individuos así.

Las operaciones digitales son un complemento de la acción de las cadenas de intoxicación tradicionales, como la televisión o los periódicos, que actúan con una sorprendente unanimidad.

4. Corromper al mayor número de políticos, militares y funcionarios posible y luego apoyar al candidato a promover. Es otro método probado de Cambridge Analytica que requiere mucho dinero y promesas de promoción futura en el nuevo régimen.

Para saber quién ha ganado en Argelia hay que observar las primeras medidas tomadas por el nuevo régimen. Argelia no puede llegar hasta el punto de normalizar sus relaciones con Israel, hacer una visita oficial a Tel Aviv o establecer una embajada argelina en Jerusalén. Una mejora de las relaciones con Marruecos y un acercamiento a los países del Golfo serían indicadores suficientes.

Los dos grandes campos opuestos del mundo actual no son indiferente a lo que está ocurriendo en Argelia, dice Delawarde. Por lo tanto, la injererencia extranjera es más que probable. Lo contrario sería sorprendente. Los que interfieren, dice el general, son los que tienen un interés y los medios para hacerlo. Confían muy hábilmente en la triple oportunidad que se les ofrece: el desgaste del actual gobierno y de su dirigente Bouteflika, la innegable crisis económica y social atribuida al gobierno y el plazo electoral previsto en la Constitución. También dependen de los medios técnicos (redes sociales) y de los recursos financieros y humanos de que disponen.

Por supuesto, los partidarios del imperialismo gritarán “¡conspiración!” cuando lean este análisis, concluye Delawarde. Es una técnica conocida para desacreditar a los individuos cuyos puntos de vista se desvían de las posiciones oficiales. Pero esto no impedirá que aquellos que todavía están pensando por sí mismos se hagan las preguntas correctas.

(1) https://www.algerie1.com/face-b/le-hirak-en-algerie-entre-spontaneite-et-manip-l-analyse-glacante-du-general-francais-dominique-delawarde?
(2) En árabe la palabra “hirak” significa sublevación, levantamiento o movilización popular

Más información:
– El turno de Argelia
– ¿Preparan Estados Unidos e Israel una ‘primavera árabe’ de última generación en Argelia?
 

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