El antiguo director de Google, Eric Schmidt, ha creado su propia empresa, llamada White Stork, para fabricar drones kamikaze de bajo coste. Los aparatos costarían alrededor de 400 dólares y funcionarían con inteligencia artificial.
Antes de ser utilizados por el ejército estadounidense, los nuevos drones se entregarán a Ucrania, que es laboratorio de ensayo de este tipo de artilugios bélicos.
White Stork se creó para competir con los drones chinos, que son -con diferencia- los más vendidos del mundo. La empresa asegura que los drones son capaces de operar incluso cuando hay interferencias del GPS por la guerra electrónica.
El precio reducido de que estos drones es una verdadera oportunidad para Ucrania, que así podrá garantizar un flujo continuo de armas, sin tener que gastar grandes cantidades de dinero. La guerra se prolonga, los arsenales se reducen y la financiación de los socios de la OTAN también.
La Guerra de Ucrania ha puesto a los drones en los campos de batalla. Se han vuelto imprescindibles, lo mismo que la inteligencia artificial.
La “cigüeña blanca” (White Stork) es el ave nacional y símbolo de Ucrania, un país del que Schmidt es asesor y financiero en tecnología de defensa. En Ucrania, Schmidt ha recorrido fábricas y campos de pruebas y se ha puesto en contacto con otras empresas emergentes en el campo de la guerra.
Hasta setiembre del año pasado la empresa operaba anteriormente como una LLC llamada Swift Beat Holdings. En Estados Unidos una LLC es una empresa que protege a sus propietarios de la responsabilidad personal por sus deudas y obligaciones. En otras palabras, se quedan con los beneficios pero no quieren saber nada de las pérdidas.
La empresa se constituyó en Estonia, que es una especie de “paraíso fiscal” para quines quieren trabajar de manera encubierta para sostener la Guerra de Ucrania.