La Guerra de Ucrania ha terminado aunque algunos europeos todavía no se han enterado

Los países occidentales han necesitado tres años de guerra en Ucrania para darse cuenta de que sus cálculos eran erróneos. Son ellos, y no sólo Ucrania, los que han perdido la guerra, a pesar del armamento, de los miles de millones invertidos y de las sanciones económicas.

Ucrania ha perdido 8 millones de habitantes, tiene un millón de soldados muertos, su territorio se ha reducido y su infraestructura y su economía han quedado arrasados.

En palabras del ministro francés Bruno LeMaire, la guerra pretendía “poner a Rusia de rodillas”, pero ha ocurrido todo lo contrario. Rusia ha ganado y la capitulación del gobierno de Kiev mostrará al mundo lo que quiere conseguir el Kremlin en Europa.

Con el respaldo de China e India, Rusia también ha salvado la ofensiva contra su economía.

En estos momentos Estados Unidos no se puede permitir un segundo Afganistán en el centro de Europa. El 24 de febrero dio la espalda a Europa política, diplomática y militarmente porque necesita cambiar de estrategia.

En Riad los negociadores de Washington y Moscú se reunieron sin la presencia de Ucrania, ni de ningún gobierno europeo, y en los escenarios internacionales cuando alguien no se sienta en la mesa es porque forma parte del menú.

Cuando se ha dado cuenta de que era comestible, Europa se ha empeñado en continuar la guerra y no acepta la negociación entre Rusia y Estados Unidos. Es una postura provisional que no interesa a nadie absolutamente.

Un ejemplo: la semana pasada la representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, viajó a Washington para reunirse con el secretario de Estado, Marco Rubio, que no la recibió. Mientras esperaba el vuelo de regreso, Kallas charló con varios senadores y congresistas para hacer tiempo.

No obstante, cuando algunos hablan de “Europa” es difícil adivinar a qué se refieren. Suena a lo mismo que cuando antes hablaban de la “comunidad internacional”. Si alguien es capaz de apoderarse del mundo, también será capaz de apoderarse de un continente.

En Europa hay casi tantas políticas diferentes como países, aunque hay algunos en Bruselas que tratan de acallar a los otros, que parecen menos europeos.

Los caciques de Bruselas tratan de aparentar que es Rusia quien amenaza a Europa porque no quieren acordarse de las palabras de Victoria Nuland en 2014: “¡Que se joda Europa!”.

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