En los últimos años las agresiones militares de Israel contra Gaza han implicado guerras aéreas con un número limitado de tropas ingresando en el enclave asediado. La última vez que hubo una incursión terrestre a gran escala por parte de las tropas israelíes en Gaza fue en 2014 durante la Operación Margen Protector.
Entonces las tropas israelíes estuvieron en Gaza durante menos de un mes. El ministro de Defensa dijo recientemente a los periodistas que la guerra actual durará varios años. La ocupación será a largo plazo y con intensos combates urbanos. Según el New Yorker, los militares israelíes han confesado que la guerra podría durar 10 años.
El lunes, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu dijo a ABC News: “Israel tendrá, durante un período indefinido, la responsabilidad general de la seguridad porque hemos visto lo que sucede cuando no la tenemos”.
A Estados Unidos le preocupa que Israel no pueda alcanzar sus objetivos militares. Un mes después del ataque del 7 de octubre, poco se sabe sobre las armas que Estados Unidos ha proporcionado a Israel. La Casa Blanca ha publicado tres páginas para informar sobre las armas enviadas a Ucrania, pero la información sobre las enviadas a Israel cabe en una línea.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, reconoció el secreto en una conferencia de prensa el 23 de octubre. Dijo que si bien la asistencia militar de Estados Unidos es casi diaria, “estamos teniendo cuidado de no cuantificar ni entrar en demasiados detalles sobre lo que están obteniendo, por supuesto, para sus propios fines de seguridad operativa”.
La idea de que proporcionar más información perjudicaría de alguna manera la seguridad operativa del ejército israelí es una tapadera para reducir la información sobre los tipos de armas que se suministran a Israel y, sobre todo, cómo se utilizan.
La falta de transparencia sobre las armas que suministra Estados Unidos a Israel “diariamente” trata de restar importancia al grado en que Israel utilizará esas armas para cometer crímenes de guerra y asesinar civiles palestinos en Gaza.
El ataque del 7 de octubre resultó en una cascada de asistencia armamentista por parte de Estados Unidos. Aunque al principio la Casa Blanca se negó a identificar ningún sistema de armas específico, a medida que los detalles fueron apareciendo en la prensa, gradualmente ha ido reconociendo algunos. Incluyen municiones guiadas de precisión, bombas de pequeño diámetro, artillería, municiones, interceptores para la Cúpula de Hierro, entre otros equipos.
Cuando un periodista pidió una cifra aproximada para la asistencia de seguridad durante una conferencia de prensa el 12 de octubre, el portavoz del Pentágono puso objeciones. “No voy a hacer eso hoy y lo dejaría en manos del gobierno de Israel”, le respondieron al periodista.
El contraste con la transparencia sobre la ayuda militar a Ucrania es llamativo. Se debió en gran parte a la sensación de que estaban empeñados en una “causa noble”. La de Gaza no tiene esa consideración. Bombardear, matar y bloquear todo un territorio de dos millones de personas ha sido unánimemente descrita como crimen de guerra.
Aunque Estados Unidos respalda a Israel con armas y retórica, es delicado airear los detalles sobre las armas estadounidenses suministradas al ejército israelí, algunas de las cuales sin duda se utilizarán en ataques ilegales contra la población civil.
Más allá de las cantidades, hay armas específicas que el Pentágono está proporcionando a Israel y que no han sido reveladas públicamente. Docenas de aviones de transporte militar C-17 que probablemente transportan municiones han cruzado el Atlántico viajando entre Estados Unidos e Israel. La mayoría aterriza en la Base Aérea de Nevatim, una base del ejército israelí en el desierto de Negev.
Biden ha solicitado 14.300 millones de dólares en ayuda para Israel, además de los más de 3.000 millones de dólares en asistencia militar que ya proporciona. Más recientemente, ha planeado enviar 320 millones de dólares en bombas Spice de precisión a Israel.