Ante el déficit de piezas de repuesto para sus aviones, los técnicos de las bases aéreas se ven obligados a desmontar las piezas necesarias de aviones que ya han sido dados de baja.
Para encontrar componentes el personal visita periódicamente el cementerio de aviones militares en el estado de Arizona. El comandante de una escuadrilla de aviones B-1 Travis Lytton indicó que algunos técnicos han llegado a acudir a museos de aviación de todo Estados Unidos para encontrar las piezas que necesitan.
Además, las Fuerzas Aéreas también están experimentando una grave escasez de personal calificado que afecta también a los pilotos de los aviones de combate.
Desde la guerra del Golfo de 1991 el número total de personal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos se ha reducido en un 30 por ciento.
El número de aviones militares se ha reducido en un 40 por ciento. En las bases aéreas que Estados Unidos tiene repartidas por todo el mundo, menos de la mitad de los aviones serían capaces de despegar en caso de emergencia.
Así lo reconoce el coronel Stephen F. Jost, que trabaja en la base aérea de Shaw (Carolina del sur), quien señaló que sólo el 42 por ciento de los casi 80 cazas F-16 estacionados en la base están en condiciones de alzar el vuelo.
Por su parte, el sargento Bruce Pfrommer, de la base aérea estadounidense de Ellsworth, en Dakota del Sur, reconoció que de sus 20 bombarderos estratégicos supersónicos B-1 solo nueve son capaces de despegar.
Desde el punto de vista tecnológico, los aviones estadounidenses se han quedado obsoletos. Su edad media es de 27 años.
Pfrommer se lamenta de la baja moral de los aviadores. “No solo nuestro personal está cansado, toda nuestra aviación lo está”, afirmó.