Miles de manifestantes se han reunido hoy en Minsk para protestar contra los resultados electorales que mantienen a Alexander Lukashenko en la Presidencia de Buelorrusia.
Las protestas se suceden desde que la oposición perdió las elecciones hace una semana.
Lukashenko ha hablado por teléfono con Putin sobre la situación. Unos minutos antes, el Presidente bielorruso dijo que quería hablar con Putin sobre la “amenaza” que se cierne sobre su país y “toda nuestra región”, una señal de que la tensión sigue siendo alta entre ambas partes.
El bielorruso sostiene que las manifestaciones ponen en peligro el Tratado de Unión entre Rusia y Bielorrusia. Según Lukashenko, su país se enfrenta a una “revolución de colores” como las que se han producido en Rusia y en otros países de la antigua URSS en los últimos 20 años, con “elementos de interferencia externa”.
No obstante, rechazó “toda mediación extranjera”, refiriéndose a un plan propuesto por Polonia, Lituania y Letonia, miembros de la Unión Europea vecinos de Bielorrusia. Washington y sus secuaces en Varsovia llaman al gobierno de Minsk a dialogar “con la sociedad civil”, en referencias a los caballos de Troya internos que ellos manejan.
La cabeza visible de dicho caballo es Svetlana Tijanovskaia, que se ha instalado en Lituania para dirigirt la desestabilización, desde donde ha convocado las manifestaciones de este fin de semana.
Es la Guaidó bielorrusa. Obtuvo en las urnas el 10 por ciento de los votos en la segunda vuelta y ha anunciado la creación de un comité para organizar el “traspaso de poderes” tras un “diálogo” con el gobierno actual.
Para acompañar la desestabilización, la Unión Europea ha acordado nuevas sanciones contra Minsk.
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