Que “las vacunas salvan vidas” es un dogma de fe de la Inquisición posmoderna y quien lo pone en duda está predispuesto al linchamiento. Sin embargo, a nadie se le ocurrirá tachar de “antivacunas” a la revista científica British Medical Journal, que se ha pronunciado negativamente sobre las que hasta la fecha se han presentado para “luchar contra el coronavirus”.
“Ninguno de los ensayos de vacunas está diseñado para detectar una reducción significativa de los ingresos hospitalarios, la admisión en cuidados intensivos o la muerte”, afirmó la revista el 21 de octubre (1).
Si las empresas farmacéuticas y los medios de comunicación a su servicio hacen publicidad asegurando que la “eficacia” es superior al 90 por ciento, ya no sabemos qué entienden por “eficacia” y cómo la miden.
Por eso simultáneamente otro artículo de la misma revista pregunta lo siguiente: “¿Salvarán vidas las vacunas contra el coronavirus?” (2). Sólo la duda ya es ofensiva por sí misma. Si no son capaces de salvar vidas, sería una decepción inmensa para la mayor parte de la población mundial.
¿Serán capaces por lo menos de “contener los contagios”? La respuesta de la revista es que ese asunto ni siquiera se han prepocupado de analizarlo porque -añadimos nosotros- ya tienen la respuesta: una vacuna no impide la transmisión del virus.
La revista añade que “las vacunas se están probando en personas con bajo riesgo de contraer el covid-19 -y aún menor riesgo de enfermedades graves- que pueden no ser representativas de las poblaciones a las que se da prioridad para recibir una vacuna aprobada”.
Es la pescadilla que se muerde la cola. Si las vacunas se administran a cobayas con una salud de hierro, la “eficacia” de las mismas está asegurada de antemano y si se la administran a los más vulnerables es posible que la “eficacia” sea de cero.
En otras palabras: lo que deben demostrar, tanto las empresas como sus “expertos” es que las vacunas son necesarias.
No es algo que sólo ocurra con la actual pandemia. British Medical Journal afirma que “sesenta años después de que la vacunación contra la gripe se recomendara de forma rutinaria para las personas de 65 años o más en Estados Unidos, todavía no sabemos si la vacunación reduce la mortalidad”.
Por lo tanto, los sistemas sanitarios están vacunando a los ancianos contra la gripe de una manera innecesaria.
En esta situación, la revista propone algo que los inquisidores no pueden aceptar bajo ningún concepto: “Abrir un debate crítico sobre muchas cuestiones” relativas a las vacunas. Lo llama “democratización de la ciencia” pero hasta ahora quien manda es la Inquisición, que no entiende de esas cosas.
Si en plena ola de histeria una revista como British Medical Journal se desmarca de las vacunas, hay que empezar a pensar otra vez en lo peor.
(1) https://www.bmj.com/content/371/bmj.m4058
(2) https://www.bmj.com/content/371/bmj.m4037
https://medicamentos.alames.org/covid-19/se-publicaron-los-protocolos-de-prueba-de-la-vacuna-covid-19/