Incluyendo los préstamos extranjeros y nacionales, la deuda total de China ha ascendido hasta los 25 billones de dólares, tras un rápido incremento de los préstamos después de la erupción de la última crisis financiera mundial en 2008-2009.
Cuando la crisis explotó, llevando a una contracción del comercio mundial en los primeros meses de 2009, el modelo chino de crecimiento económico mediante la exportación se hundió, produciendo la pérdida de 23 millones de empleos.
El gobierno respondió con un plan de relanzamiento de 50.000 millones de dólares y una expansión masiva del crédito a las empresas públicas y a las instituciones locales. Esa extensión del crédito se estima que equivalió a todo el sistema financiero estadounidense.
Esperaban que la economía conociera una recuperación después de la crisis, y que las exportaciones retomaran su trayectoria procedente. Pero casi ocho años después de la crisis financiera, la economía mundial continúa estancada.
El comercio mundial, que antes de la crisis aumentaba a un ritmo más rápido que el PIB mundial, evoluciona ahora a un ritmo inferior al de crecimiento.
Desde 2013 el gobierno chino reconoce que el aumento de la inversión en infraestructuras (inmobiliarias especialmente) no puede mantenerse e intentan un equilibrio de la economía, alejándose del desarrollo con una gran intensidad de capital, girando hacia el consumo y la expansión de los servicios.
La tasa de crecimiento ha caído, en relación con los niveles de crecimiento precedentes del orden del 10 por ciento, haciendo disminuir al gobierno su objetivo oficial de expansión económica del 6,5 ó 7 por cierto. Pero incluso este nivel inferior se revela como algo difícil de mantener.
El desplome bursátil del año pasado y el freno del crecimiento han causado el temor de una crisis profunda que llevaría al gobierno a reabrir los grifos del crédito para apoyar la economía. La estimación del crecimiento del primer trimestre de 2016 fue del 6,7 por ciento, en línea con las previsiones del gobierno, pero la más baja desde el mínimo de la crisis financiera. Ese resultado se ha obtenido gracias a la expansión del crédito.
Los nuevos préstamos han aumentado en 6,2 billones de de yuanes en el primer trimestre de este año, el mayor aumento en un trimestre, y un 50 por ciento superior al mismo período del pasado año.
El Fondo Monetario Internacional considera que mas del 15 por ciento del total de préstamos comerciales en China están en situación de riesgo, lo que significa que los bancos arriesgaban una pérdida de 4,9 billones de yuanes, el equivalente al 7 por ciento del PIB.
La crisis de la deuda china terminará con quiebras bancarias y un hundimiento del crédito. Además, repercutirá sobre la economía mundial. Un gran número de economías, desde Australia y Brasil a las economías del Sudeste, de África y de América Latina son muy dependientes de la continuidad del crecimiento económico chino.