A comienzos de 1935 los nazis desataron en Alemania una campaña de intoxicación propagandística contra la URSS y sus peligros de dominación mundial. El cartel de portada corresponde a una exposición itinerante que se abrió en Karlsruhe, la capital de Baden.
Luego el cartel lo reprodujo el diario británico The Guardian, cuyo dibujante Steve Bell demuestra una falta absoluta de originalidad, aparte de que sus fuentes de inspiración nazis quedan al descubierto, lo mismo que el periódico:
Este otro dibujo es más de lo mismo, una portada de The Economist, el portavoz de los bancos y las grandes multinacionales británicas que le tienen pánico a Putin y sus ansias de dominar el mundo (lo quieren dominar ellos solitos a su antojo). Otro plagio de la propaganda del III Reich:
A la propaganda imperialista se la nota atascada desde 1945, falta de nuevas ideas y de originalidad, a pesar de que el gobierno de Obama presupuestó 160 millones de dólares para propaganda negra de este tipo, que es la que financia a The Economist y The Guardian, entre otros.
El más ferviente y estúpido plumilla antiruso de The Guardian, Luke Harding, tuvo que disculparse públicamente por haber plagiado pasajes enteros de The Exile, una revista rusa en inglés.
En 2015 un informe divulgado precisamente por The Guardian admitía la existencia de un fondo de reptiles contra Rusia destinado a los medios de la Unión Europea. El informe había sido redactado por la agencia de propaganda RFE/RL de Estados Unidos (*).
Todo esto es tan zafio que los medios ya ni se molestan en disimular su papel: un artículo de propaganda del gobierno de Wasgington sobre un fondo de reptiles para los medios de la Unión Europea termina convirtiéndose en un artículo de The Guardian, como si el dinero no fuese para sobornarles a ellos.
(*) https://www.theguardian.com/world/2015/jun/25/eu-russia-propaganda-ukraine