Las tropas israelíes del norte del frente norte, en la frontera con Líbano, se están preparando para una “ofensiva decisiva” contra Hezbollah, dijo ayer el general Ori Gordin.
Las tropas israelíes en el norte operan actualmente para proteger a los colonos de aquella parte del país y “preparar la transición a la ofensiva”, informó Gordin, comandante de las unidades del frente norte.
“Cuando llegue el momento y pasemos a la ofensiva, será una ofensiva decisiva”, añadió.
Desde el 8 de octubre, cuando Hezbollah abrió el frente de apoyo a Gaza desde el sur de Líbano, al menos 523 personas han muerto en enfrentamientos en Líbano.
De ellas 342 personas eran combatientes de Hezbollah, pero el número de muertos también incluye a 104 civiles.
El general Gordin afirmó que el ejército israelí “eliminó a 500 terroristas en Líbano, la gran mayoría de ellos pertenecientes a Hezbollah”, según el comunicado.
Pero no mencionó las víctimas civiles.
En el norte de Israel, al menos 18 soldados israelíes y 13 civiles murieron, según datos inverosímiles del ejército de ocupación.
Entre los árabes del Golfo Pérsico las encuestas indican un resurgimiento de las simpatías hacia Hezbollah, superando los niveles de 2006, durante la anterior guerra contra Israel.
Durante décadas, Arabia saudí y otros países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia saudí, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein) han visto a las milicias del Eje de la Resistencia como una seria amenaza. Siempre consideraron que organizaciones como Hamas, Hezbollah y Ansarollah desafíaban peligrosamente el equilibrio regional de fuerzas y la dominación de los imperialistas.
Una de las razones por las que algunos Estados miembros del Golfo Pérsico quieren que la guerra de Israel contra Gaza termine lo antes posible es su temor de que las milicias se beneficien de la expansión de la crisis a otras partes de la región.
La posición del Eje de la Resistencia se ha fortalecido. Este acontecimiento redujo el alcance de los esfuerzos de normalización con Israel, presionando a los dirigentes que ya se habían vinculado a Tel Aviv.
A medida que el sentimiento antiestadounidense en el mundo árabe alcanza su nivel más alto desde la invasión de Irak en 2003, surge una oleada de simpatía por los los movimientos árabes que desafían activamente los intereses estadounidenses e israelíes.
La situación recuerda que Oriente Medio se unió en 2006, cuando los árabes de todas las tendencias elogiaron a Hezbollah por su actuación electrizante en el campo de batalla contra Israel.
La guerra de 33 días fue vista como una “victoria árabe” que humilló a Israel y ahora el apoyo de Estados Unidos a Israel en su agresión contra Gaza está dando nueva vida al frente de la resistencia.
El riesgo de que la guerra de Israel contra Gaza y Líbano radicalice a los ciudadanos del Golfo Pérsico es motivo de gran preocupación para los dirigentes saudíes particularmente. Durante mucho tiempo los gobiernos locales han necesitado controlar la opinión popular y reprimir cualquier movilización que pudiera amenazar su legitimidad.