No deja de resultar extraño que las negociaciones nucleares con Irán no las lleve a cabo la OIEA sino Estados Unidos.
También es extraño que sólo se negocie con Irán cuando quien tiene armas nucleares es Israel.
Por fin, es aún más estrafalario que haya negociaciones cuando ya había un acuerdo, firmado en Viena en 2018.
Israel se opuso a aquel acuerdo y quien se retiró unilateralmente de aquel acuerdo fue quien estaba obligado a cumplirlo, o sea, Estados Unidos.
El motivo es que en 2018 Trump cambió la política que Estados Unidos había mantenido hasta entonces. El Tratado de No Proliferación Nuclear establece que cualquier país tiene derecho a utilizar la energía nuclear con fines pacíficos y, en consecuencia, a enriquecer uranio.
A partir de 2018, por presiones israelíes, Trump pretendió humillar a Irán, al exigir que renunciara por completo a su industria nuclear civil, algo que jamás se ha exigido a ningún otro país del mundo.
Por lo tanto, quien vulnera el Tratado de No Proliferación es Estados Unidos, y no Irán.
No obstante, el gobierno de Teherán ha seguido negociando un segundo acuerdo con Estados Unidos, que ha sido saboteado por dos agresiones, una militar que estalló el 13 de junio procedente de Israel, y otra paralela de la OIEA, que firmó y difundió un documento infame para apoyar a Israel.
Dicho documento no fue redactado por la OIEA sino por las potencias occidentales; la OIEA se limitó a firmarlo y difundirlo, como fieles lacayos que son.
Los ataques israelíes del 13 de junio no son consecuencia de la falta de un acuerdo sino un sabotaje contra el acuerdo. Justo en el momento en el que Irán y Estados Unidos volvían a acercar sus posturas, Israel pulveriza las negociaciones.
Desde su fundación en 1948 Israel no negocia porque es un Estado terrorista. Esta semana Anna Ukolova, portavoz del ejército israelí, ha declarado que continuarán la guerra contra Irán “mientras sea necesario”. Netantayahu ha confesado que su objetivo es destruir Irán, como han destruido Gaza, Siria, Líbano, Irak y Libia.
A Irán no le han dejado ninguna salida, excepto la guerra con Israel. Debería retirarse del Tratado de No Proliferación, cesar de colaborar con la OIEA y abandonar las negociaciones con Estados Unidos.
El problema de Oriente Medio es Israel y no se solucionará excepto con la destrucción de ese Estado. Pero lo peor que le puede pasar no es eso sino que, además, sean Irán precisamente quien acabe con ellos.
Mientras, Estados Unidos carece de política para Oriente Medio. Va a remolque de los acontecimientos, que marca Israel.
En cualquier caso, si Estados Unidos no ha podido con los huthíes, ¿cómo pretende acabar con los iraníes?
Descubre más desde mpr21
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.