La etiqueta de “terrorista” es, como todas las demás, etiquetas, una marca política de quita y pon. Quien etiqueta es quien tiene el poder de hacerlo. Son “terroristas” los que el gobierno incluye en una lista negra porque no sujetos incómodos y molestos. Pero en cuando dejas de serlo, sales de la lista con un decreto posterior, publicado en el Boletín Oficial del Estado por los mismos que publicaron el anterior.
Sólo hay una excepción: el gobierno nunca es “terrorista”, ni siquiera el de Israel, que desde 1948 ha hecho del “terrorismo de Estado” una política de Estado.
Israel incluye a las ONG que defienden los derechos de los palestinos en su listado de organizaciones “terroristas”. Entre ellas están Addameer, AlHaq, el Centro Bisan de Investigación y Desarrollo, Defensa de los Niños Internacional-Palestina, la Unión de Comités de Trabajo Agrícola y la Unión de Comités de Mujeres Palestinas.
“El Ministerio de Defensa israelí dijo que estaban vinculados al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), un movimiento político secular con un brazo armado que ha llevado a cabo ataques contra Israel en el pasado”, según The Guardian (*).
El truco seudolegal que ampara este tipo de prácticas es muy conocido en todas partes: en realidad tales organizaciones son los “brazos” de otras. “Actuan bajo la apariencia de organizaciones de la sociedad civil, pero en la práctica pertenecen y constituyen una rama de la dirección [del FPLP], cuya actividad principal es la liberación de Palestina y la destrucción de Israel”, dice el Ministerio de Defensa israelí.
Están “controladas por altos dirigentes” del FPLP incorporan a sus miembros, algunos de los cuales han “participado en actividades terroristas”.
Esas organizaciones son una “fuente central” de financiación del FPLP y reciben “grandes sumas de dinero de países europeos y organizaciones internacionales”, añade el Ministerio de Defensa.
Las organzaiciones que defienden los derechos de los palestinos “han recibido fondos de los Estados miembros de la UE, la ONU y otros donantes”, señala The Guardian. Se trata, pues, de cortar otra fuente de financiación de los palestinos para que no circule otros mensajes que los que difunden los sionistas.
(*) https://www.theguardian.com/world/2021/oct/22/israel-labels-palestinian-human-rights-groups-terrorist-organisations