De no haber bloqueado la ley, las empresas telefónicas hubieran tenido que conservar los metadatos o información sobre las llamadas efectuadas en Estados Unidos, por si la Agencia de Seguridad Nacional se los pedía con una orden judicial. Dichos metadatos se han utilizado para cometer asesinatos de Estado, como reconoció el año pasado el antiguo director de la CIA Michael Hayden.
Al conocer la noticia los defensores de los derechos fundamentales se mostraron cautelosos. David Segal, de la plataforma Demand Progress, indicaba que “sin importar lo que venga ahora, la desaprobación esta noche de la extensión de la Sección 215 representa una victoria para la democracia sobre el totalitarismo; para el gobierno abierto frente las leyes secretas; para la razón frente a la histeria”. Un paso importante que podría ser el principio de otros similares en otros ámbitos -como el de el espionaje de los datos que se transfieren en internet- en los que la Agencia de Seguridad Nacional opera desde hace años.
El gobierno de Obama ha reconocido que las escuchas no han logrado frenar los atentados, y aunque el gobierno y el propio Obama han defendido siempre ese tipo de actividades de espionaje que capacitaban al FBI para estudiar esos metadatos bajo el amparo de la Sección 215, un informe emitido por el Departamento de Justicia confirmaba que en todo este tiempo “no se había identificado un caso importante que resultara del uso de los registros obtenidos en respuesta a las órdenes de la Sección 215”.
El rechazado proyecto de ley no sólo buscaba limitar el programa de recolección de metadatos, sino que además buscaba reformar la Agencia de Seguridad Nacional incorporando varios cambios acerca de la manera en que el gobierno estadounidense vigila internet.
A principios de mayo, un tribunal federal de apelación declaró ilegal el programa de recolección indiscriminada de datos de las llamadas telefónicas hechas en Estados Unidos, aunque se abstuvo de cancelarlo, ya que la autorización de que disponía expiraba el domingo 1 de junio.