Uno de los países fundadores de los Brics, India, es hoy uno de los mayores apoyos internacionales que tiene Israel en el mundo. Sin embargo, los indios no están de acuerdo con su gobierno y apoyan a Palestina decididamente.
Por eso recientemente tuvieron que cancelar un festival de cine israelí, que estaba programado para celebrarse en el Museo Nacional de Cine Indio en Mumbai a principios de este mes. La Corporación Nacional de Desarrollo Cinematográfico de la India (NFDC) tuvo que anularlo por la oposición de los espectadores.
Más de mil trabajadores del cine, directores y ciudadanos publicaron una declaración colectiva que se opuso a la programación del festival de cine israelí (1), mientras el genocidio en Gaza continúa desde hace meses.
En su declaración, los firmantes deploran la organización del acto en el contexto actual donde “el mundo entero es testigo de los crímenes de guerra israelíes […] El genocidio está ocurriendo en tiempo real, y el mundo entero es testigo de esta monstruosidad criminal inhumana, que vemos con horror en nuestros dispositivos móviles y pantallas de televisión”.
La NFDC organizó este festival en un momento en que los palestinos están sufriendo los peores crímenes de guerra de las últimas décadas porque es una institución pública respaldada por el gobierno.
En los últimos años India e Israel se han convertido en socios económicos. Comercializan armas y, desde octubre, India ha aceptado enviar decenas de miles de trabajadores a Israel para cubrir su escasez de mano de obra.
El cine indio: un lavado de cara
Pero la decisión del NFDC de organizar un festival de cine israelí va más allá de los vínculos económicos entre ambos países… La NFDC y su predecesora, la Film Finance Corporation (FFC), se crearon para apoyar el cine alternativo que critica la sociedad y las normas, y para servir como medio para la representación del cambio. Pero la institución también es un aparato ideológico del Estado, e incluso del gobierno del momento, contribuyendo a construir la imagen de dirigentes políticos, como la antigua Primera Ministra Indira Gandhi.
Un ejemplo de esto es la película de 1976 Manthan or the Churning, sobre la revolución industrial láctea en la India. Esta película muestra la política de desarrollo desde un punto de vista socialista, destacando principalmente el éxito de los programas gubernamentales.
La película se rodó en pleno estado de excepción y fue “el capítulo más negro de la historia de la India desde su independencia” (2). Impuesto el año anterior, el reinado del terror duró 21 meses. Gandhi necesitaba una película para lavar su imagen pública, lo que se reprodujo en 1980 cuando Gandhi volvió a ser Primera Ministra y entregó 6,5 millones de dólares a la NFDC para financiar una película biográfica que costó 22 millones de dólares. Nunca antes el Estado indio había pagado una suma tan gigantesca por una sola película, que tuvo un falso tonillo épico y una distribución internacional.
El rotundo éxito de la película en los Oscar convalidó la financiación del gobierno indio, especialmente porque la NFDC recibió un tercio de los beneficios mundiales cosechados por la película.
No es de extrañar, pues, que la NFDS intentara organizar un festival de cine israelí durante un fin de semana. Lo que no tiene precedentes, sin embargo, es el rechazo de la sociedad, hasta el punto de cancelar el acto.
El primer y más grande defensor de Palestina: India
Hasta la histórica visita del primer ministro Narendra Modi a Israel en 2017, la India apoyaba la causa palestina, original e históricamente. Jawaharlal Nehru, mucho antes de convertirse en el primer Primer Ministro de la India, dijo en 1936: “El problema de Palestina es, esencialmente, un problema nacional: un pueblo que lucha por la independencia contra el control y la explotación imperialistas. No es un problema racial ni religioso”.
Mahatma Gandhi también expresó su opinión sobre Palestina: “Palestina pertenece a los árabes en el mismo sentido en que Inglaterra pertenece a los ingleses y Francia a los franceses”.
A medida que la lucha por la libertad de India contra el imperialismo británico se intensificó a finales de los años cuarenta del siglo pasado, la posición política de India hacia Palestina no hizo más que fortalecerse. Tras la admisión de Israel en la ONU en 1949, Nehru votó en contra de la partición de Palestina e Israel.
Durante la era de Indira Gandhi (1966-1977), India mantuvo una posición de solidaridad con Palestina. Fue la primera jefa de Estado en reconocer la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en 1974 y también transformó la oficina de la OLP en una embajada en Nueva Delhi, otorgándole todas las instalaciones diplomáticas disponibles para una embajada.
El dirigente de la OLP, Yasser Arafat, visitó India más de una vez durante el mandato de Indira Gandhi. En 1981 India emitió un sello postal conmemorativo de una rupia con pequeñas impresiones de las banderas de la India y Palestina. En 1983, un año antes del asesinato de Gandhi, India organizó una cumbre del Movimiento de Países No Alineados en la que afirmó una vez más su apoyo a Palestina.
Un giro de 180 grados
El legado de las políticas proárabes de la India cambió después del establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel en 1992, con la apertura de una embajada en Tel Aviv. En aquel momento, el gobierno del Primer Ministro Narasimha Rao alentó las relaciones bilaterales y destruyó la mezquita de Babri Masjid. El cine popular indio dio un giro radical hacia historias reaccionarias, patrioteras e históricamente inventadas como Bombay (1995), Sarfarosh (1999) y Refugee (2000).
Israel suministró municiones a India durante la Guerra de Kargil, un breve conflicto entre India y Pakistán que tuvo lugar de mayo a julio de 1999 en el distrito de Kargil de Jammu y Cachemira y a lo largo de la línea de control.
La NFDC siguió fielmente el cambiante contexto político y se alejó de su objetivo inicial. Lanzó “Cinemas of India” en un intento de ganar dinero distribuyendo más ampliamente sus películas más antiguas producidas en los años ochenta.
Cuando el gobierno reaccionario del BJP llegó al gobierno en 2019, reestructuró las principales instituciones cinematográficas de “servicio público” del país, incluida la NFDC, que ahora funciona de manera diferente.
La cancelación del festival de cine israelí es una pequeña victoria, pero Bollywood, la segunda industria cinematográfica más grande del mundo, sigue el rastro de Hollywood: la causa palestina no existe y el genocidio tampoco.
(1) https://thewire.in/film/nfdc-cancels-israeli-film-festival-after-online-signature-campaign-by-artists-activists
(2) https://iascurrent.com/modern-history/india-after-1947/emergency/