En la mayoría de los países en los que el movimiento obrero ha conseguido, mediante la lucha y a lo largo de muchos años, forzar la adopción de leyes que protejan a los trabajadores, normalmente se prohíbe hacer trabajar a los niños de 12, 13 ó 14 años en las cadenas de montaje o en condiciones similares, especialmente exigentes.
Eso no impide que las empresas busquen márgenes de beneficio cada vez mayores, se salten esas leyes y utilicen incluso a niños pequeños. Eso no sólo ocurre en algunos países del Tercer Mundo, sino también en Estados Unidos.
Los primeros en dar la voz de alarma sobre lo que ocurría en las fábricas del grupo surcoreano Hyundai, especialmente en Alabama, fueron un grupo de tres periodistas que trabajaban para la agencia de noticias Reuters (*). El reportaje fue luego difundido por otros medios de comunicación estadounidenses.
A través de su filial, llamada Smart Alabama LLC, en Hyundai trabajaban los niños hasta que el reportaje se publicó. La fábrica está situada en la localidad de Luverne y suministra piezas a la planta de montaje de Hyundai en Montgomery, también en Alabama, que al mismo tiempo se considera la instalación insignia de la empresa surcoreana en Estados Unidos.
Hyundai no es una pequeña fábrica local. Es una de las multinacionales más ricas y poderosas del mundo. Como es normal, la fábrica de Montgomery es la segunda planta de montaje de automóviles más productiva del mundo.
Los tres periodistas, Joshua Schneyer, Mica Rosenberg y Kristina Cooke, se pusieron tras la pista de un niño que trabajaba la cadena de montaje de Hyundai después de conocer otro caso que implicaba a un joven de 16 años de Guatemala que trabajaba en una planta de procesamiento de pollos. Finalmente conocieron la biografía de un niño desaparecido en la ciudad de Luverne, que involucraba a una familia de inmigrantes, igualmente originaria de Centroamérica.
La niña desaparecida, que no tenía ni siquiera 14 años en el momento del reportaje, volvió a aparecer. Los priodistas supieron que tanto la niña como sus otros dos hermanos no iban a la escuela en absoluto, porque trabajaban todos los días para Hyundai por un salario que, a día de hoy, sigue siendo un misterio.
El padre, que en su día también trabajó para la multinacional surcoreana, aunque ya no es así, confirmó que sus tres hijos trabajaban para Hyundai hasta hace poco. Reconoce que es lamentable, pero que necesitaban el dinero ya que no podían llegar a fin de mes.
Hyundai, por su parte, afirma que ningún niño de 11, 12, 13 ó 14 años ha trabajado nunca en ninguna de sus fábricas, incluidas sus filiales, y que la empresa siempre ha respetado todas las leyes aplicables. Sin embargo, tras llevar a cabo su propia investigación, la policía afirma lo contrario.
La fábrica Smart, que produce piezas para las cadenas de montaje de Hyundai, ya ha sido condenada varias veces por graves violaciones de la salud y la seguridad de los trabajadores. Los accidentes laborales también son habituales en la fábrica.
Los patrones de la fábrica utilizan la mano de obra inmigrante porque es menos probable que se rebelen contra las pésimas condiciones de trabajo. Lo que también se admitiría, en voz baja, es el hecho de que utilizar a los niños para este tipo de trabajo podría estar mal visto por muchos, pero que con la escasez de mano de obra, sería una especie de mal menor.
(*) https://www.reuters.com/world/us/exclusive-hyundai-subsidiary-has-used-child-labor-alabama-factory-2022-07-22/