El fraude fue destapado por un artículo científico que revelaba que uno de los organismos encargados de recopilar las estadísticos de víctimas del coronavirus, el PHE (Public Health England), había inflado las cifras.
El PHE ha estado cotejando las notificaciones de defunción con una base de datos de resultados de pruebas positivas al virus, de tal manera que una persona que diera positivo al test y muriera por otra causa meses después, sería contabilizada dentro del número de muertes diarias anunciado oficialmente por el gobierno de Londres.
La falsificación fue destapada por un artículo de los profesores Yoon K. Loke y Carl Heneghan del Centro de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford, titulado “Por qué nadie puede curarse de Covid-19 en Inglaterra. Una anomalía estadística” (2).
Según el artículo, una persona que diera positivo al coronavirus en el mes de febrero, se curara y luego fuera atropellada por un autobús en julio, el PHE lo registraba como una muerte atribuida al coronavirus.
“Cualquiera que haya dado positivo en el test de Covid pero haya muerto posteriormente, sea cual sea la causa, será incluido en las cifras de mortalidad de PHE Covid”, según los profesores Yoon K. Loke y Carl Heneghan.
“Un paciente que haya dado positivo pero que haya sido tratado con éxito y dado de alta del hospital seguirá siendo considerado como una muerte Covid aunque haya tenido un ataque cardíaco o haya sido atropellado por un autobús tres meses después”, añadían.
El fraude estadístico también significa que los casos asintomáticos, las personas infectadas y luego curadas, pero también los falsos positivos vinculados a las pruebas de PCR, han sido contabilizados falsamente como muertes causadas por el coronavirus.
Algunos países imponen un límite de tiempo entre la fecha de la prueba positiva y la de la muerte para contabilizar esta última entre las estadísticas de fallecimientos por coronavirus. Escocia, por ejemplo, tiene un límite de 28 días y Suecia de 31 días, pero el profesor Carl Heneghan propone un límite un poco más reducido: 21 días.
Como no podía ser de otra forma, lo más chistoso es la explicación con la que el PHE trata de salir del apuro: “Esta es una enfermedad nueva y emergente. No conocemos las implicaciones a largo plazo, por lo que no establecemos un umbral para contar las muertes”.
Afortunadamente hay países donde los científicos de verdad aún tienen posibilidades de destapar las versiones oficiales. Incluso hay periodistas que cumplen con su función de mostrar los criterios de unos y de otros, así como de exponer los que contradigan a “la autoridad” establecida.
No es el caso de España, donde la censura es absoluta, como corresponde a un país en que ha pasado de la Inquisición al fascismo sin solución de continuidad. Aquí a los “expertos” y a la intoxicación mediática los muertos les parecen pocos y lo que buscan es inflar aún más las cifras. Puro amarillismo.
(1) https://www.standard.co.uk/news/uk/matt-hancock-review-coronavirus-deaths-miscounted-a4501466.html
(2) https://www.cebm.net/covid-19/why-no-one-can-ever-recover-from-covid-19-in-england-a-statistical-anomaly/
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– Dossier coronavirus