En los medios occidentales no sólo destaca el calificativo de Hamas como “organización terrorista” sino, además, como parte integrante de los movimientos yihadistas. Netanyahu ya hizo ese paralelo en 2014 en la ONU, señalando la lucha de la civilización judeocristiana contra el islam.
El 18 de octubre, durante una visita a Tel Aviv, Biden declaró que “Hamas es peor que Daesh”. Unos días después, Macron propuso movilizar la coalición militar internacional creada contra el Califato Islámico para luchar contra Hamas.
Por extensión, el calificativo se extiende a los palestinos en su conjunto. En 2000, durante la Segunda Intifada, Estados Unidos extendió la calificación de “terroristas” a todas las organizaciones palestinas que participaron en ella. Al mismo tiempo, eran “enemigas de Estados Unidos”.
Aunque ciertos países occidentales consideran como “terrorista” a Hamas, el Consejo de Seguridad de la ONU, sin embargo, se ha negado a calificarlo de esa manera. Hamas nunca ha emprendido ninguna acción violenta fuera de los territorios de Palestina e Israel. Tampoco ha llevado a cabo acciones indiscriminadas. En su primera intervención tras el 7 de octubre, Mohamed Deif, dirigente de las Brigadas Ezzedine Al-Qassam, ordenó “no matar a los ancianos y a los niños”, lo que contrasta con los bombardeos isarelíes contra Gaza.
En 2003 Alemania, Reino Unido y Francia se negaron explícitamente a incluir al ala política de Hamas como organización terrorista, conformándose con la rama militar, argumentando que la calificación obstaculizaría el proceso de paz en Oriente Medio. Pero ese mismo año, la Unión Europea optó por poner fin a la distinción entre la rama política y la militar, clasificando a Hamas en su conjunto en su propia lista de “organizaciones terroristas”.
El resto del mundo no lo considera de esa manera, es decir, que esos países son la excepción y no la regla. En el mundo árabe no se han producido manifestaciones de simpatía a favor de Al Qaeda o el Califato Islámico, mientras que son frecuentes las muestras de apoyo de la resistencia palestina encarnada por Hamas, cuyos dirigentes han encontrado refugio en varias capitales como Damasco, Sanaa o Doha.
Por el contrario, dentro de la llamada “coalición” contra el Califato Islámico había varios países musulmanes, entre ellos Turquía.
Hamas y los Hermanos Musulmanes
En otras entradas ya hemos destacado el papel de la Hermandad Musulmana en el surgimiento de Hamas, una cercanía que también aparece en Al Qaeda y el Califato Islámico y que se acentuó durante la Guerra de Siria. Sin embargo, esa proximidad ha sido efímera porque en Hamas el foco siempre ha estado puesto en la situación de Palestina, más que en la retórica islamista.
Buena prueba de ello es la relación de Hamas mantiene con los movimientos chiítas, empezando por Irán y Hezbollah, que es más consistente que la que mantiene con la Hermandad Musulmana. Lo que prevalece en Hamas no son los dogmas religiosos sino los políticos, lo que ha llevado a la organización a participar en las elecciones o a reconocer las fronteras de Israel de 1967.
Hamas no es una organización universalista, como Al Qaeda o el Califato Islámico. No tiene aspiraciones fuera de Palestina, ni trata de unificar a la comunidad musulmana. Los yihadistas rechazan rotundamente un proyecto puramente nacional, como el de Hamas.
En 1996 un dirigente de Hamas en Cisjordania, Jamal Mansur, publicó un documento afirmando que el movimiento tiende hacia un paradigma democrático y se opone a una visión teocrática: “No existe ninguna noción de teocracia en el islam que pretenda representar la voluntad de Dios en la tierra”.
Por lo demás, Hamas ha condenado expresamente los atentados de Al Qaeda y el Califato Islámico, como los cometidos en 2015 en París, que calificó de “actos de agresión y barbarie”.
A tiro limpio con el Califato Islámico
En Gaza, donde ejerce el poder, Hamas detuvo a varios miembros del Califato Islámico y, al mismmo tiempo, el Califato Islámico ha asesinado a miembros de Hamas. Cuando el periodista británico Alan Johnston fue secuestrado por el grupo yihadista Jaich Al Islam (Ejército del Islam), Hamas exigió y obtuvo su liberación, subrayando que este último no podía ser considerado responsable de las acciones de su gobierno.
Cuando en agosto de 2009, Abdellatif Mussa, dirigente del grupo yihadista Jund Ansar Allah (Soldados de los Partidarios de Dios), proclamó un califato islámico en Rafah, dentro de la mezquita de Ibn Taymiyya, Hamas irrumpió en ella para restablecer la autoridad. El dirigente y 28 miembros del pequeño grupo murieron en la batalla y no menos de 150 personas resultaron heridas.
El dirigente del Califato Islámico en el Sinaí, Hamza Adil Mohammad Al Zamli, era de Gaza, donde Hamas nunca le permitió desplegar ninguna actividad.
Fuera de Palestina, en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, cerca de Damasco, el Califato Islámico y Hamas también se enfrentaron de forma sangrienta. Los yihadistas carecen de apoyo entre los palestinos. Según una encuesta de 2015, una abrumadora mayoría (el 91 por cien) de los palestinos de Cisjordania y Gaza cree que el Califato Islámico no representa al verdadero islam.
La equiparación de Hamas con los yihadistas es un arma propagandística de occidente que sirve, sobre todo, para desprestigiar la lucha del pueblo palestino.
Yassin Slama https://orientxxi.info/magazine/la-proximite-entre-le-hamas-et-les-djihadistes-une-mystification-occidentale,6859