Quienes tienen la sartén por el mango ya han demostrado que no hay ningún “derecho a decidir” o, en otras palabras, que ese derecho es y será siempre ilegal, de modo que insistir en ello en pleno juicio ante el Tribunal Supremo es tan delirante como el propio juicio.
A los precedentes catalanes no les ha servido de nada excusarse diciendo que el 1-0 sólo había sido una broma, que no iban en serio. Con los de la sartén no hay bromas que valgan cuando se trata de la sacrosanta unidad de la patria.
A diferencia de Catalunya, Gure Esku Dago quiere orquestar otra farsa de referéndum, aunque esta vez de manera “legal” porque la legalidad siempre debe ir por delante, no vaya a ser que en Madrid se enfaden tanto como acostumbran y vuelvan a apelar al juez Llarena.
Sólo hace falta legalizar el referéndum, celebrarlo y que en Madrid suelten la sartén para admitir el resultado de la consulta. Para ello van a recurrir a los “agentes sociales” e incluso a “toda la ciudadanía”, que es como mentar al hombre del saco. No asustan a nadie. Todos sabemos que Gure Esku Dago son inofensivos.
No es cierto, como pretenden, que “cuantos más seamos, más lejos llegaremos” porque primero deberían decir a dónde quieren ir, no sea que acaben en la cárcel de Soto del Real, que es donde acaban quienes hacen las cosas con un exquisito respeto por la legalidad.
En castellano la campaña “Egin dezagun posible” se traduce como “Hazlo
posible”, pero sería más clarificador si se pudiera traducir como “Haz
lo posible”.
No. Lo único que puede “hacerlo posible” es acabar con un Estado que niega a Euskadi su legítimo derecho a la autodeterminación.
Por las buenas se pueden conseguir pequeñas raciones de la tortilla, pero ni la tortilla entera ni mucho menos la sartén. Menuda es la vetusta oligarquía española.
Y porqué no nos asesoras sobre cómo acabar con el Estado (supongo hablas del español) que niega a Euskadi (de qué provincias hablas? Araba, Bizkaia y Gipuzkoa?) su legítimo derecho a la autodeterminación?