La CIA siempre ha estado interesada en aquellos aspectos de nuestra vida política y social que pudieran tener repercusión en el exterior. Al fin y al cabo, por ejemplo en los años ochenta, nuestro país era un valioso aliado. Por eso, no es extraño que en 1984 la Agencia se preocupara por uno de los episodios más oscuros de nuestra historia reciente. Gracias a los archivos desclasificados de la CIA podemos saber que Estados Unidos investigó al GAL.
De todo ello hay eco en una serie de documentos, entre ellos un informe titulado “España: Terrorismo vasco y respuesta gubernamental” y que se considera como “una evaluación” del tema. Como es habitual en los informes elaborados por la CIA, desconocemos el nombre del autor del mismo, pero sí se nos dice que fue elaborado por la Oficina de Análisis Europeo. Calificado como “secreto” y con algunos pasajes todavía hoy censurados, el expediente nos permite saber qué es lo que conocía Estados Unidos tanto sobre ETA como sobre el GAL.
“El Gobierno español ha hecho un considerable progreso combatiendo a ETA en los últimos dos años y pronto conseguirá acabar con el núcleo de la organización terrorista vasca. ETA está plagada de líderes ineficaces, fondos inadecuados, bases bajas y escasez de nuevos reclutas”, se apunta desde la CIA. A renglón seguido se recuerda que “el gobierno del primer ministro Felipe González, que muchos pensaban sería blando con el terrorismo, se ha mostrado implacable en la resolución para erradicar ETA a través de una combinación de concesiones políticas a la minoría vasca e intensificando los esfuerzos legales”. En sus más de veinte páginas, encontramos un detallado esfuerzo por adentrarse en las aguas pantanosas de los llamados Grupos Antiterroristas de Liberación.
A este respecto, el documento apunta que los GAL “han sembrado el miedo y la desorganización entre los rangos de los etarras fugitivos” que se encuentran en Francia donde ya habían sido asesinadas al menos nueve personas. Según el documento de la inteligencia estadounidense “las operaciones de los GAL son de procedencia incierta –en comunicados han asegurado ser de diversas nacionalidades–, con conexiones con el hampa, la Organización del Ejército Secreto (OAS), y la Legión Extranjera Francesa, aunque muchos periodistas españoles y observadores públicos sospechan con fuerza que el grupo pudo ser oscurecido por el gobierno español”.
Tras un largo párrafo censurado, el documento sigue con una reflexión: “Si la supuesta participación de Madrid se confirma, las credenciales democráticas del gobierno español y del Partido Socialista estarían seriamente manchadas”. En una nota a pie de página, el dossier no se olvida de que no se trata de la primera vez que se combate a ETA desde la ilegalidad y que ya habían aparecido en el pasado como Anti Terrorismo ETA (ATE), la Alianza Apostólica Anticomunista (Triple A) y el Batallón Vasco Español.
“Los terroristas están todavía más a la defensiva porque saben que salir de España no garantiza la seguridad”. Pese a que desde el GAL se alegaba que sabían cuáles eran los principales miembros de ETA y que esos eran sus objetivos principales, desde la CIA se recordaba que se atacaba a “peces pequeños” y no a los líderes de la banda. “Desde nuestro punto de vista, otros factores –como las actividades de los GAL y la campaña del gobierno francés hacia los fugitivos– influyen en el fuerte aumento de nuevos miembros de ETA”. Un año después, la CIA redactaba un extenso informe sobre el terrorismo internacional dedicando una especialísima atención a los GAL.
Había más información, mucha de ella, como se reconocía desde la Agencia, procedente de lo publicado en las últimas semanas en el semanario “Cambio 16”. Eso es lo que le permite incluir algunos datos sobre mercenarios que habrían trabajado para el Batallón Vasco Español, como los franceses André Pervins y Jean Pierre Cherid, así como el argentino José María Boccardo Román, cuya biografía en la CIA sigue parcialmente censurada. La CIA también se hizo eco de las detenciones de colaboradores de los GAL por parte de las autoridades franceses.
Pero, más importante, recogía las especulaciones sobre quién podría estar detrás del grupo terrorista. Apoyándose en informaciones periodísticas, la Agencia no olvida que, en este sentido, la creencia general es que se señalaba al gobierno del entonces presidente del Gobierno Felipe González, aunque “ha sufrido poco la política doméstica” respecto a estas alegaciones. También se aseguraba que ni el propio Felipe González ni ningún alto cargo había sido directamente apuntado en estas conexiones. En el informe también se incluía una completa cronología de las actividades de los GAL, desde el secuestro de Segundo Marey, a quien no se nombra por su nombre, el 4 de diciembre de 1983, hasta el asesinato el 2 de agosto de 1985 del miembro de ETA Juan María Otegui.
Uno de últimos expedientes en ser desclasificados está fechado en enero de 1984 y habla de la situación del terrorismo internacional. Con algunas páginas y párrafos todavía hoy suprimidos y pese a incluir algunas menciones a sucesos en Líbano o Siria, existe un atención preferente hacia la antigua Yugoslavia y, sobre todo, España. Hacía poco que ETA había secuestrado y asesinado al capitán de farmacia Alberto Martín Barrios, un atentado que había creado un gran impacto en la sociedad de la época. La CIA apuntaba que el crimen también trajo consigo un cambio en la política antiterrorista del gobierno de Felipe González.
En este sentido, hay un párrafo que llama poderosamente la atención en este informe. Según la CIA “el Gobierno, sin embargo, parece determinado a adoptar una estrategia poco ortodoxa en relación con ETA”. Tras una frase censurada, tal vez por indicar el nombre de la fuente, la Agencia escribe que “González ha acordado la formación de un grupo de mercenarios, controlado por el Ejército, para combatir fuera de la ley a los terroristas”.
Tras otra frase censurada, se añade que “los mercenarios no serían necesariamente españoles y tendrían como misión asesinar a los líderes de ETA en España y Francia. El denominado Grupo Antiterrorista de Liberación (GAL), similar a los escuadrones considerados por el Gobierno, de hecho ha surgido en el sur de Francia. El GAL ha asesinado a dos conocidos activistas de ETA-M en el sur de Francia y ha secuestrado a un hombre de negocios español en Hendaya del que sospechaban que colaboraba con los terroristas”.
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