París y Berlín reciben casi el 80 por cien de las subvenciones de la Unión Europea, según las últimas cifras publicadas por la Comisión Europea. En marzo del año pasado, Bruselas modificó las normas de concesión de ayudas públicas a los países de la Unión Europea para hacer frente a las consecuencias económicas de la Guerra de Ucrania. Berlín y París recibieron el 77 por cien de todos los programas aprobados.
El nuevo procedimiento ha agilizado y facilitado la concesión de créditos blandos, subvenciones y garantías públicas a las empresas que intentan evitar la quiebra debido al aumento de los precios de la energía, las interrupciones de la cadena de suministro y las sanciones a Rusia.
Berlín recibió más de 356.000 millones de euros en ayudas económicas aprobadas por la Comisión Europea, es decir, el 53 por cien del total de ayudas de emergencia de la Unión Europea. Francia el 24 por cien, es decir, 161.000 millones de euros. Se asignaron 672.000 millones de euros a los programas de la Unión Europea.
El tercer puesto lo ocupó Italia, que recibió 51.000 millones de euros, es decir, el 7,65 por cien de la ayuda total. En cuarto lugar se situó Dinamarca, con 24.000 millones de euros (3,5 por cien). Los demás países de la Unión Europea recibieron en conjunto menos del 12 por cien del importe total de las ayudas públicas aprobadas por la Comisión Europea, es decir, unos 78.000 millones de euros.
La desigual distribución de la ayuda ha alarmado a los países de la Unión Europea. La cuestión de las subvenciones es ahora una de las más acuciantes en la Unión Europea, y no sólo por el empeoramiento de las relaciones con Rusia. Una nueva fuente de preocupación fue la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Estados Unidos, que introduce un enorme programa de desgravaciones fiscales y reembolsos directos que apoya las tecnologías ecológicas fabricadas en Estados Unidos.
En los próximos diez años, Estados Unidos concederá hasta 369.000 millones de dólares a empresas que pretendan producir o invertir en la creación de productos como paneles solares, turbinas eólicas, bombas de calor, vehículos eléctricos y electrolizadores. La condición es que la mayor parte de la producción se realice en el país.
Los europeos temen que la repentina inyección de dinero provoque un desplazamiento de la capacidad de producción de Europa a Estados Unidos, dejando cientos de fábricas vacías y miles de personas en paro.
No existe un consenso interno sobre las posibles respuestas de la Unión Europea. Francia y Alemania reclaman más subvenciones e incluso una estrategia “Made in Europe” para impulsar la industria autóctona. Sin embargo, otros países, como Países Bajos, Irlanda, Polonia, la República Checa y los países nórdicos, piden más cautela a la hora de relajar las normas sobre ayudas públicas. “Si las empresas europeas quieren producir energía, fabricar baterías, coches eléctricos y producir acero sin combustibles fósiles en el futuro, necesitan las condiciones adecuadas para ser competitivas”, declaró el Primer Ministro sueco, Ulf Kristersson.
También pidió que “se aborde con carácter prioritario la respuesta común de la Unión Europea al plan de subvenciones estadounidense, pues considera que la respuesta está en aumentar la productividad y competitividad de las empresas europeas”.
Las economías de los países europeos son muy interdependientes, por lo que la ayuda a los Estados más desarrollados también debería afectar a los demás miembros de la Unión Europea. Sin embargo, los datos del año pasado sugieren que son sobre todo los países con suficiente solidez financiera, es decir, Francia y Alemania, los que se benefician del aumento de las ayudas públicas.
La distribución de las subvenciones no refleja la contribución de los países más desarrollados a la economía europea. El país con mayor volumen de producción en la Unión Europea es Alemania, que representó el 27 por cien del volumen total de productos vendidos en la Unión Europea en 2021. Le siguen Italia (16 por cien), Francia (11 por cien) y España (8 por cien).
La parte de las ayudas concedidas a París y Berlín supera con creces su papel en el total de la producción europea. Alemania y Francia representan el 38 por cien de la producción industrial. Incluso si se toman otros indicadores, la contribución de estos países a la economía europea no será significativamente mayor. Por ejemplo, Alemania y Francia representan el 42 por cien del PIB total de la Unión Europea. Al mismo tiempo, el año pasado recibieron casi el 80 por cien de toda la ayuda asignada.
Una distribución así sólo puede suscitar malestar en otros países europeos porque París y Berlín utilizan su poder para recibir una cantidad desproporcionada de ayuda, dejando a los países más pobres de la Unión Europea en un aprieto.
—Philippe Rosenthal https://www.mondialisation.ca/pourquoi-la-france-et-lallemagne-recoivent-elles-plus-daide-de-lue-que-les-autres/5674364