Francia quiere enterrar a los hermanos Kouachi en… Argelia

Seguramente quieren demostrar así su absurdo «choque de civilizaciones», porque la petición francesa dice que los hermanos eran «de origen argelino». Los europeos no cometen ese tipo de crímenes horrendos, que siempre llegan con las pateras. Son propios de otros países, otras culturas y otras religiones.
Argelia ha rechazado tajantemente la petición francesa, según la agencia de prensa turca Anadolu. Los hermanos, dicen los argelinos, nada tenían que ver con Argelia. No tienen familia en Argelia. Tampoco tuvieron nunca la nacionalidad argelina.
¿A qué viene esta farsa?
No hay más que leer la manera de informar que tienen las agencias de intoxicación del imperialismo, que siempre se han referido a los hermanos como «franco-argelinos». Pero, ¿qué tiene que ver Argelia en este asunto?
Los vínculos de ambos hermanos eran exclusivamente franceses. Ni siquiera conocieron jamás a sus padres, ya que eran huérfanos y fueron criados en hospicios franceses y educados luego en escuelas francesas.
Durante la guerra de la independencia, Francia combatió ferozmente la descolonización con la consigna de la «Argelia francesa», pero ahora esa propaganda ya no les interesa. Argelia dejó de ser francesa y los argelinos se han convertido en apestados.
Así es el imperialismo. Cuando interesa las cosas son de una manera, pero si no conviene las pueden convertir en su contrario de la noche a la mañana.
Luego se lamentan de que los inmigrantes no se integran. Sin ir más lejos ayer Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, propuso expulsar a aquellos inmigrantes que no se integren. ¡Qué falta de vergüenza! Pasará una generación, y luego una segunda, y luego varias más, y seguirán quejándose de lo mismo, cuando en realidad ni queremos ni dejaremos que se integren jamás. Nunca dejarán de ser ciudadanos de segunda. Siempre les reprocharemos que no son exactamente como nosotros: blancos, nacional-católicos, europeos y amantes de la OTAN.
Lo que ocurre es que a veces podemos ser magnánimos con algunos de ellos, si nos conviene. Por ejemplo, cuando se muera Zidane no dejaremos que le entierren en Argelia porque él no es de origen «franco-argelino» como los Kouachi, sino auténticamente francés. Seguro que ni siquiera come cuscús.

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