Era cuestión de tiempo que Francia jugara sus bazas en Mali para desalojar del poder a la Junta Militar, que ayer anunció que la semana pasada miembros del ejército intentaron llevar a cabo un Golpe de Estado “con la ayuda de un país occidental”.
El portavoz del gobierno, el coronel Abdulaye Maiga, leyó un comunicado oficial durante el telediario de las 20:00 horas.
“En un intento malsano de romper la dinámica de la refundación de Mali, un pequeño grupo de oficiales y suboficiales malienses antiprogresistas intentó dar un golpe de Estado en la noche del 11 al 12 de mayo de 2022”, dice el comunicado de la Junta, añadiendo que “esos soldados contaban con el apoyo de un Estado occidental”.
“El intento fue frustrado gracias a la vigilancia y la profesionalidad de las Fuerzas de Defensa y Seguridad de Mali”, apunta el comunicado.
“El gobierno de la República de Mali condena con el máximo rigor este indignante atentado contra la seguridad del Estado, cuyo objetivo es obstaculizar o incluso aniquilar los esfuerzos sustanciales para asegurar nuestro país y el retorno a un orden constitucional, garantía de paz y estabilidad”, continúa el comunicado.
“En el marco de la investigación y la búsqueda de los cómplices implicados en este desastroso proyecto, el Gobierno de la República de Mali informa de que se han desplegado todos los medios necesarios, así como las medidas adecuadas, en particular, el refuerzo de los controles en las salidas de la ciudad de Bamako y en los puestos fronterizos de Mali. Además, los detenidos serán puestos a disposición de la justicia”, concluye.
El golpe fue frustrado y varias personas han sido detenidas. El gobierno asegura que la situación está bajo control e invita a la población a mantener la calma.
El golpe es consecuencia de la expulsión del ejército francés del país y el acercamiento de la Junta Militar a Argelia y Rusia. París se ha convertido en el enemigo jurado del régimen de Bamako. El viernes se celebró una manifestación multitudinaria, prevista desde hace meses, para pedir el fin de la “presencia militar francesa”. Los participantes corearon consignas de apoyo a la Junta militar y a Rusia.
El gobierno francés ha cortado la ayuda que enviaba a Mali y la misma decisión ha tomado la CEDEAO, la comunidad de países de África occidental, una marioneta de los colonialistas franceses.
Pero el embargo de la CEDEAO no ha tenido demasiada repercusión porque no se respeta. Aunque los países portuarios, Senegal y Costa de Marfil, no lo admitan oficialmente, hacen la vista gorda al paso de los camiones.
Otros tres Estados fronterizos, no miembros de la organización subregional, Argelia, Mauritania y Guinea Conakry (suspendida tras el golpe de Estado de septiembre), han mantenido sus fronteras abiertas. Por lo tanto, la escasez prevista no se ha producido.
La congelación de los activos del país en el Banco Central de los Estados de África Occidental es otro expolio colonial. Las transacciones comerciales y financieras se hacen imposibles con otros países de la subregión.
En enero Josep Borrel anunció la suspensión del apoyo presupuestario a Malí. En abril fue el Banco Mundial el que cortó la ayuda a Bamako. El Banco Africano de Desarrollo siguió su ejemplo.