¿Existe una empresa rusa de mercenarios llamada Wagner?

Los revolucionarios siempre se han opuesto a los mercenarios e incluso a los ejércitos exclusivamente profesionales. Un ejército revolucionario se basa en el pueblo en armas que, en suma, es quien debe defender a su país.

No obstante, hoy los ejércitos no sólo garantizan la independencia de los países, según una concepción tradicional. No sólo se asientan en las fronteras o en las costas, sino en algo inmaterial, como la “seguridad”, un principio moderno, difuso, que se extiende por donde quiera que las empresas de dicho país tengan intereses, incluido el extranjero.

Cuando se defienden intereses privados a lo largo de todo el orbe, la seguridad es un negocio que, finalmente, acaba en manos de empresas de la misma factura, es decir, privadas. No hay nada más capitalista que convertir algo tan volátil como la “seguridad” en un mercado y, muy especialmente, en el mercado mundial.

Así han aparecido las empresas privadas de seguridad, como Wagner, que es quizá la menos privada de ellas. En realidad, Wagner no es nada distinto del propio ejército ruso, como la guerra de Ucrania está poniendo de manifiesto. Según la revista Foreign Policy, no existe ningún Grupo Wagner, no hay ninguna empresa registrada con ese nombre que, más bien, describe una red “estrechamente vinculada al aparato de seguridad ruso” (1).

En Rusia no pueden existir oficialmente empresas privadas de seguridad porque lo prohíbe la Constitución. Los asuntos de seguridad y defensa son competencia exclusiva del Estado y, según el Código Penal, servir como mercenario es un delito. Sin embargo, las empresas públicas pueden tener fuerzas armadas y fundaciones de seguridad privadas.

En Rusia existía una empresa privada de seguridad, Moran Security Group, que estaba contratada por el gobierno sirio para acabar con los yihadistas casi desde el principio de la guerra. La empresa fracasó en la tarea y dos de sus miembros crearon otra, Slavonic Corps, en Hong Kong en 2013.

Su primera misión consistió en ayudar al ejército sirio a recuperar las pozos petrolíferos, pero la logística dependía del gobierno sirio y recibió un armamento anticuado y en cantidad insuficiente. Su primera misión de combate en Siria terminó con una derrota cerca de Deir Ezzor. Los supervivientes fueron transportados de vuelta a Rusia y la empresa se disolvió.

Wagner fue el tercer intento. Recibió su nombre del apodo del oficial de las fuerzas especiales rusas que comenzó dirigiendo militarmente a la unidad, Dmitry Utkin, teniente coronel del GRU, el servicio de inteligencia militar ruso, y veterano de la Guerra de Chechenia. Luego estuvo en Moran y en Slavonic, hasta que en Siria pasó a Wagner antes del inicio formal de la intervención oficial del ejército ruso en la guerra (setiembre de 2015).

En 2016 el coronel Utkin fue condecorado públicamente durante una recepción en el Kremlin. Operaba bajo el mando del director del GRU, Nikolay Makarov, que en 2010 defendió públicamente la necesidad de recurrir a empresas privadas “para misiones delicadas en el extranjero” (2).

Actualmente el dirigente militar de Wagner es Anton Yelizarov, alias Lotus (3), también miembro de las fuerzas especiales, con una amplia experiencia en Siria, donde fue herido, así como instructor en la República Centroafricana y comandante de las tropas rusas que operaban en Libia.

Lotus se graduó en varias academias militares rusas en la década de los noventa, entre ellas la escuela de paracaidistas de élite vinculadas al GRU. Encabezó la captura de Soledar y actualmente dirige a las tropas de Wagner en la batalla de Bajmut.

Los oficiales de Wagner son de esa misma escuela, transferidos del ejército regular para ejercer como fuerzas de choque. La base de Wagner está en Molkino, en la región Krasnodar, y es la misma que utiliza la 10 Brigada Especial del GRU. La diferencia más importante es que el cuadro de mandos de Wagner depende directamente del Kremlin.

A partir de aquí la nebulosa es la misma que en cualquier otro servicio de inteligencia, cuyas operaciones son encubiertas por definición. En Estados Unidos lo llaman “negación plausible”. Las acciones encubiertas no existen y quienes las ejecutan nunca llevan uniforme, e incluso son anónimos. Antes se camuflaban con tropas de voluntarios y a veces de asesores que participaban en guerras exteriores después de darse de baja oficialmente de sus ejércitos respectivos.

En última instancia, Wagner le permite al Kremlin tirar balones fuera, desentendiéndose de unas tropas que son como los trabajadores de cualquier empresa privada: sus acciones no pueden comprometer al Estado.

Lo explicó Putin en la Duma en abril de 2012, olvidándose de la Constitución: las empresas militares privadas permiten el logro de objetivos sin la implicación directa del Estado. Dichas empresas podrían proporcionar protección a instalaciones importantes, así como la formación de personal militar extranjero en el extranjero.

Wagner es el taparrabos del GRU.

(1) https://foreignpolicy.com/2021/07/06/what-is-wagner-group-russia-mercenaries-military-contractor/
(2) https://www.fpri.org/wp-content/uploads/2019/12/rfp4-borshchevskaya-final.pdf
(3) https://www.bitchute.com/video/OtfuPlcRGqRr/

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