Han surgido serias divisiones sobre las diferencias en la Mar de China Meridional durante la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de la Asociación de Naciones de Asia del Sudoeste (ASEAN) que se celebra en Laos, lo que aumenta las ya vivas tensiones en estas aguas estratégicas. La cumbre tiene lugar tras la decisión del 12 de julio del Tribunal Permanente de Arbitraje (CPA) de La Haya, apoyado por la ONU, que ha rechazado las pretensiones marítimas chinas en el Mar de China Meridional. Apoyados por Estados Unidos, Filipinas y Vietnam presionan para que el comunicado final incluya una referencia a la decisión del Tribunal, y a la necesidad de respetar el derecho internacional.
Estados Unidos, que no ha ratificado la Convención de Naciones Unidas sobre Derecho Marítimo (UNCLOS), han apoyado y ayudado a Filipinas a presentar su dossier ante el Tribunal de La Haya. China ha rechazado tomar parte en el proceso, insistiendo en decir que el Tribunal no tiene competencia, y ha declarado con insistencia que no prestará atención a la decisión. Aportando su apoyo a China, Camboya ha bloqueado toda atención a la decisión de la CPA en un comunicado de la ASEAN, y ha declarado su preferencia por que los litigios territoriales sean arreglados sobre bases bilaterales, postura adoptada por Pekín. Cuatro de los diuez miembros de la ASEAN, Malasia, Brunei, Filipinas y Vietnam, tienen desacuerdos antiguos sobre cuestiones marítimas con China.
En el transcurso de los últimos cinco años, el gobierno Obama ha intervenido directamente en estos conflictos, declarando que Estados Unidos tiene un “interés nacional” en el Mar de China Meridional, insistiendo en “conversaciones en foros multilaterales” tales como la ASEAN. En 2012, la ASEAN se dividió en torno a la cuestión, entre Filipinas y Vietnam por un lado, y Camboya por el otro.
Por primera vez en los 45 años de historia de la Asociación, la cumbre de aquel año finalizó sin el anuncio de un comunicado final.
Washington ha estado intensificando las tensiones en el curso de los últimos 18 meses, denunciando la creación de zonas de diques por parte de China y supuestas militarizaciones de arrecifes bajo su control en el Mar de China Meridional. Incluso antes de cualquier decisión del Tribunal de La Haya, la Marina norteamericana ha iniciado tres provocadoras operaciones de “libertad de navegación” (FONOPS), enviando destructores al límite territorial de 12 millas marinas que rodean los islotes administrados por China.
El refuerzo de las capacidades militares de los Estados Unidos en el Mar de China Meridional y de los lazos militares con los países vecinos, como Filipinas y Vietnam, forman parte de una cabeza de puente hacia Asia más grande para aislar diplomáticamente a China, cercándola militarmente y preparándose para la guerra.
Tras obtener la decisión del Tribunal de La Haya, Washington tiene la intención de extender su ventaja. El ministro Estadounidenses de Exteriores, John Kerry, es esperado en la capital laosiana de Vientiane, en donde participará en las negociaciones ampliadas de la ASEAN, y tal vez se reúna con su colega chino Wang Yi, para discutir cuestiones marítimas.
Un alto responsable anónimo norteamericano ha declarado a los periodistas que Kerry animaría a los países involucrados a “orientarse de manera constructiva hacia un esfuerzo para encontrar medios diplomáticos para interactuar pacíficamente en el Mar de la China Meridional”. De hecho, Estados Unidos está haciendo todo lo posible para meter una cuña entre China y sus vecinos. Este responsable ha declarado que era importante que los miembros de ASEAN “se pronuncien” y encuentren un terrreno de acuerdo en estas cuestiones.
Mientras que Kerry ha buscado reforzar un frente anti China en la reunión de la ASEAN, el vicepresidente Joe Biden estuvo en Australia y Nueva Zelanda para consolidar las alianzas militares. Australia, en especial, juega un papel central en la expansión militar norteamericana en Asia, abriendo sus bases a las fuerzas americanas, e integrando al ejército australiano con sus homólogos norteamericanos.
Tras la decisión del Tribunal de La Haya, el Pentágono ha reiterado su decisión de que el ejército norteamericano “navegue, vuele y opere” en todo el Mar de China Meridional. Sin duda, Biden ha presionado al gobierno australiano para dar luz verde a sus propias FONOPS navales en las aguas chinas reivindicadas, para dar así un aspecto de legitimidad a las acciones provocadoras de Washington.
La consejera de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Susan Rice, está actualmente en Pekín para realizar entrevistas sobre el Mar de China Meridional, supuestamente para hacer avanzar la cooperación en un período de tensiones incrementadas. Antes de las discusiones, otros funcionarios anónimos han declarado que “no buscamos hacer cosas que agraven la situación. Y al mismo tiempo, procuramos que ellos [los chinos] no hagan cosas inoportunas que puedan degenerar”.
En el período que precedió a la decisión de La Haya, el ejército estadounidense efectuó cierto número de acciones muy provocadoras, como ejercicios navales con dos portaaviones y sus grupos de ataque aeronaval en el mar de Filipinas, cerca de las aguas disputadas. El portaaviones USS Ronald Reagan y su grupo de ataque de destructores y cruceros patrullaban el Mar de China Meridional. La US Navy y los Marines comenzaron los ejercicios anuales de guerra marítima con las Fuerzas Armadas de Singapur, con 700 efectivos y navíos, submarinos y aeronaves de ambos países.
La demanda de Rice de que China se abstenga de medidas “agravantes” es en realidad un aviso amenazante de que toda acción china en el Mar de China Meridional será condenada y aprovechada para justificar la continuación de la expansión militar de Estados Unidos en esta región estratégicamente sensible. Mientras que Estados Unidos pretende proteger las rutas comerciales, su refuerzo militar es una amenaza implícita a la vez contra las bases chinas adyacentes al Mar de China Meridional y contra las rutas marítimas, de las que China depende para importar materias primas vitales y energéticas de Oriente Medio y de África.
La ofensiva diplomática de Washington sobre el Mar de China Meridional amenaza con romper el grupo de países de la ASEAN. Aunque es posible que se encuentre una fórmula para esconder la miseria de las profundas diferencias en el comunicado final, el “Wall Street Journal” ha informado que en Vientiane los diplomáticos discutían cambios fundamentales sobre la manera en que se toman las decisiones.
“La frustración [por el veto de Camboya] lleva a la discusión de ideas hasta ahora tabúes, sobre modificaciones en las reglas de la ASEAN que permitan una ruptura del consenso necesario y permitir la creación de pequeñas coaliciones que permitirían a la mayoría de la ASEAN avanazar en las «cuestiones en litigio”, explica el periódico.
Esa trayectoria podría llevar a una ruptura de la organización, ya sea en favor del campo proamericano o del campo prochino.