Los servicios secretos húngaros están examinando la posibilidad de un ataque al oleoducto Druzhba, que transporta petróleo ruso a los países de Europa central y oriental, tras una alerta de Eslovaquia sobre un ataque en preparación, asegura el diario húngaro Magyar Nemzet, destacando que las autoridades húngaras se tomaron muy en serio esta amenaza (*).
El 30 de noviembre el ministro de Interior eslovaco, Matus Sutaj-Estok, anunció que se habían detectado en el país actividades que sugerían la preparación de un ataque a una infraestructura crítica. Varias personas sospechosas de estar implicadas en la preparación de atentados fueron detenidas durante una investigación el 26 de noviembre. Matus Sutaj-Estok dijo que en Hungría un grupo organizado también podría realizar un reconocimiento alrededor del oleoducto Druzhba en previsión de un futuro ataque.
El presidente del Comité de Seguridad Nacional del Parlamento húngaro, Sas Zoltan, confirmó que el servicio de inteligencia está examinando información sobre un posible ataque a infraestructuras críticas. Hungría acogía actualmente a muchos inmigrantes, entre los que se podían incluir tanto terroristas como espías extranjeros. “El oleoducto Druzhba es una infraestructura segura y goza de una protección especial. Por lo tanto, podemos confiar en su seguridad”, afirmó Sas Zoltan.
Tras la declaración del ministro del Interior eslovaco, el domingo los bomberos polacos informaron que el oleoducto Druzhba había sido dañado, provocando una fuga de petróleo. El representante del operador del tramo polaco de este oleoducto, la empresa PERN, declaró que no se podía descartar la hipótesis de un sabotaje. Según el gobierno polaco, el oleoducto estaba cerrado y no había amenaza de incendio o explosión.
Construido en la década de los sesenta, el oleoducto Druzhba se extiende a lo largo de aproximadamente 4.000 kilómetros y conecta a los proveedores de petróleo rusos y kazajos con los consumidores europeos. El oleoducto se bifurca en Bielorrusia, la parte norte se dirige a Polonia y Alemania, y la parte sur a Ucrania, Hungría, Eslovaquia y la República Checa.
En junio Ucrania detuvo el tránsito de petróleo suministrado por el gigante energético ruso Lukoil a través del oleoducto, citando sus propias sanciones contra la empresa. La medida afectó directamente a Hungría y Eslovaquia. El suministro fue sustituido por Tatneft, otra empresa petrolera rusa.
Un mes después el ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, acusó a Bruselas de orquestar la suspensión del suministro de Lukoil para presionar a los dos Estados. Eslovaquia y Hungría son los únicos miembros de la Unión Europea que han rechazado suministrar ayuda militar a Ucrania y han pedido repetidamente que se resuelva la guerra por medios diplomáticos.
(*) https://magyarnemzet.hu/belfold/2024/12/terroristak-magyarorszagon-komolyan-kell-venni-a-szlovakok-figyelmezteteset