El plan le daría un lavado de imagen, evitaría una carnicería, salvaría a sus sicarios, le concedería un estatuto claramente ganador en la guerra y con ello la posibilidad de tener bazas para negociar con el gobierno de Damasco.
El plan fracasó porque Al-Qaeda (Hayat Tahrir Al-Sham) se adelantó, se opuso a negociar la rendición y acabó militarmente con la presencia del “Frente de Liberación Nacional” en Idlib. Daba la impresión de que Turquía había quedado fuera de juego y al gobierno de Damasco no le quedaba otra salida que la militar.
Pues bien, hace muy pocas horas se ha producido otro de esos vuelcos tan frecuentes en la Guerra de Siria: el “Frente de Liberación Nacional” acaba de llegar a un acuerdo con Al-Qaeda (Hayat Tahrir Al-Sham) en la llanura de Al-Ghaab, en el suroeste de Idlib, que habían tenido que abandonar hace apenas una semana en manos de quienes entonces eran sus oponentes.
El acuerdo permitirá al “Frente de Liberación Nacional” recuperar el control de sus antiguas posiciones en la región y se desplegará frente a las líneas de vanguardia del ejército regular sirio para impedir cualquier posible ofensiva que tenga previsto lanzar en Idlib.
El acuerdo se produce pocos días después de que el ejército regular emplazara a decenas de miles de soldados en las provincias de Idlib y Hamah en preparación de una ofensiva miliar.
En Damasco habían calculado que el tiempo jugaría a su favor y que las divergencias entre las distintas bandas que les hacen frente se incrementarían con la presión. Ha ocurrido lo contrario. Ya no se enfrentan a un enemigo dividido. Por si quedaban dudas: en Idlib ya no hay una “oposición dura” y otra “blanda”.