En Alepo los yihadistas comerciaban con los órganos de los muertos y heridos

Uno de los descubrimientos de la liberación de Alepo es el desmantelamiento de una red de tráfico de órganos creada por los salafistas, que pasaba por la frontera turca.

Según relatan los vecinos, por las calles de Alepo circulaban ambulancias de los milicianos en busca de heridos y donantes potenciales, especialmente en los lugares en los que detonaban los obuses o bombas.

Abu Mohammed, de 60 años de edad, ha relatado que después de haber resultado herido por un lanzagranadas, llegó la ambulancia inmediatamente y le extirparon el riñón y una parte del bazo.

En la frontera con Turquía se creó un floreciente mercado de órganos humanos en el que se podía comprar de todo a buenos precios. Un muerto costaba 25.000 libras (48 euros), mientras que un herida era tres veces más caro pudiendo llegar casi a los 300 euros.

Cada día los hospitales se llenaban de heridos que eran un maná para los traficantes de órganos.

Un equipo de médicos forenses llegado a Alepo reconoce que en la ciudad era muy fácil procurarse órganos humanos, sobre todo por la presencia del gran número de extranjeros que llegó, tanto para combatir como para supuestas acciones “humanitarias”.

La mayor parte de los extranjeros carecían de identidad. Algunos de ellos se pusieron de acuerdo con los médicos de las organizaciones “humanitarias” para extirpar órganos destinados a la compraventa en la frontera turca.

Las primeras estimaciones arrojan un censo de unos 18.000 transplantes de órganos procedentes de Alepo.

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