El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a Rusia por no hacer propaganda a favor de la tolerancia con el fin de “preparar a la opinión pública” ante una manifestación LGBT.
La sentencia dictada en el Caso Berkman contra Rusia es sorprendente porque siempre creímos que países como Rusia y otros del Eje del Mal se caracterizan precisamente por eso: por comer la cabeza a la población y por los lavados de cerebro.
Pero resulta que no es así y los jueces de Estrasburgo quiere que el Kremlin “prepare a la opinión pública” en materia LGTB. Podían haber exigido esa misma “preparación” en materia de despidos, de mejoras salariales o de lucha contra la precariedad laboral, pero sólo hay que difundir entre la población la propaganda LGTB.
En 2013 ocurrió lo siguiente en San Petersburgo: una manifestación de unos veinte miembros LGBT se encontraron con una fuerte resistencia de una parte de la población, que les obstaculizó la celebración el Día de la Salida del Armario.
La policía intervino pero, según el El Tribunal de Estrasburgo, el papel de la policía no es tanto el mantenimiento del orden público, sino la difusión de la propaganda LGTB en la calle.
Durante unas horas la policía mantuvo detenida a Berkman, la demandante, acusada de emplear un lenguaje soez en la vía pública y de alterar el orden. Fue absuelta por un tribunal y entonces exigió una indemnización. Los jueces se la denegaron porque, a pesar de haber sido absuelta, la detención fue correcta.
Según el Tribunal de Estrasburgo, la policía rusa actuó de manera imparcial y detuvo tanto a algunos manifestantes como a quienes les hicieron frente en la calle. Pero sólo se preocupó de eso, cuando debió lograr que la opinión pública aceptara la manifestación.
Los jueces hilan muy fino cuando se trata de los derechos humanos en Rusia. La policía rusa no sólo debió intervenir para que los manifestantes ejercieran un derecho fundamental, sino que debieron adoptar “medidas preliminares para prevenir los ataques [y realizar] declaraciones públicas oficiales para promover la tolerancia, la vigilancia de las actividades de los grupos homófobos”.
El Tribunal de Estrasburgo acusa a Rusia, en definitiva, de no hacer propaganda LGBT entre la población, como ocurre en los países civilizados. A nosotros nos parece bien, pero también nos gustaría que España, por poner un ejemplo, hiciera lo mismo cuando la PAH convoca una manifestación contra los desahucios, es decir, que organizara una campaña en contra de las familias que pierden sus viviendas.
¿Por qué en un caso sí y en el otro no?, ¿qué tiene el movimiento LGTB que no tenga la PAH?