El terrorismo en África hoy es mucho peor que cuando el ejército estadounidense desató la “lucha contra el terrorismo”, según un informe del Centro África de Estudios Estratégicos, un centro de investigación del Pentágono (*). Las muertes por terrorismo se han multiplicado por más de 100.000 en poco más de veinte años.
El Departamento de Estado documentó sólo nueve ataques terroristas en África en 2002 y 2003, en los que murieron 23 personas. En ese momento, Estados Unidos iniciaba un despliegue militar de dos décadas en el que ha invertido miles de millones de dólares, ha entrenado a miles de militares africanos, establecido docenas de puestos de avanzada, enviado sus propios comandos a una amplia gama de misiones, lanzado ataques con aviones no tripulados e incluso participado en combates terrestres.
El año pasado el número de víctimas de la violencia militante islamista en África aumentó un 20 por cien, de 19.412 en 2022 a 23.322, alcanzando “un nivel récord de violencia mortal”, según el Centro África. Esto representa casi el doble de las muertes desde 2021 y un aumento superior al 100.000 por cien en veinte años.
Durante estas dos décadas los esfuerzos “antiterroristas” de Estados Unidos en África se han centrado en dos frentes principales: Somalia y el Sahel de África occidental. Cada uno de ellos experimentó máximos significativos de actividades terroristas el año pasado.
Las fuerzas de operaciones especiales estadounidenses se desplegaron por primera vez en Somalia en 2002, seguidas de ayuda militar, asesores y contratistas privados. Más de veinte años después las tropas estadounidenses todavía llevan a cabo operaciones “antiterroristas” allí, principalmente contra el grupo islamista Al Shabaab. Washington ha proporcionado miles de millones de dólares para ayudar a la “lucha antiterrorista”. Los estadounidenses también han llevado a cabo allí más de 280 ataques aéreos y ataques de comandos y han formado numerosas fuerzas delegadas para llevar a cabo operaciones militares discretas.
Según el Centro África, Somalia experimentó un aumento del 22 por cien en las muertes el año pasado, alcanzando un récord de 7.643 muertes, lo que significa que el balance sangriento se ha triplicado desde 2020.
Los resultados son aún peores para el Sahel. En 2002 y 2003 el Departamento de Estado registró sólo nueve ataques terroristas en África. Hoy en día, los países del Sahel están plagados de grupos terroristas que han crecido desde el inicio de la “guerra contra el terrorismo”. Los ataques de los yihadistas han desestabilizado a Burkina Faso, Mali y Níger. “El número de muertes en el Sahel casi se ha triplicado en comparación con 2020”, según el informe del Centro África. “Las muertes en el Sahel representaron la mitad de todas las muertes relacionadas con militantes islamistas registradas en el continente en 2023”.
Al menos 15 militares que participaron en la asistencia de seguridad de Estados Unidos intervinieron en 12 golpes de Estado en África Occidental y el Sahel desde el inicio de la “guerra contra el terrorismo”. La lista incluye a Burkina Faso (2014, 2015 y dos veces en 2022), Chad (2021), Gambia (2014), Guinea (2021), Mali (2012, 2020 y 2021), Mauritania (2008) y Níger (2023).
Al menos cinco dirigentes de la junta militar de Níger recibieron formación estadounidense y otros cinco miembros de las fuerzas de seguridad nigerianas también fueron entrenados en Estados Unidos para ejercer cargos políticos en el país africano.
(*) https://africacenter.org/spotlight/mig2024-deaths-militant-islamist-violence-africa-rise/