Dicho y hecho; la Audiencia Nacional cumple con lo que de ella se espera: acepta la querella, le da la vuelta a la tortilla y se declara competente porque han reconvertido -por arte de magia- una pelea en una bar en un crimen de terrorismo.
Para ello la Audiencia Nacional ha tenido que calificar de yihadistas a los vecinos de Altsasu: el año pasado los partidos parlamentarios aprobaron uno de esos absurdos “pactos antiyihadistas” por el que le dieron un cambiazo -otro más- al artículo 573 del Código Penal para considerar que el terrorismo es todo, cualquier cosa, algo que ya sabíamos.
Tenemos terrorismo de por vida. El ministro del Interior se felicita porque han acabado con el terrorismo, pero no ha hecho más que empezar. Hasta las peleas de bar y las discusiones entre borrachos irán a parar a la Audiencia Nacional porque los convierten en crímenes terroristas: cuando por medio está la policía o la guardia civil no afectan sólo a los borrachos sino a toda la Policía y a toda la Guardia Civil. Posiblemente también se trate de una agresión a todo el Ministerio del Interior, a todo el Estado, al sistema, al capitalismo…
¿También se emborracha el Ministerio del Interior?, ¿bebe el Estado más de la cuenta?, ¿se pasa de copas la Audiencia Nacional?
Para justificarse, la jueza de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, da muestras de cierto ingenio, inventando cosas que desconoce por completo, como que la reivindicación de que la Guardia Civil salga de Euskadi es una reivindicación de ETA. Pues si, es cierto, pero no sólo de ETA. Es una reivindicación tradicional de todas las organizaciones progresistas, dentro y fuera de Euskadi, pero ocurre que en su paranoia la jueza Lamela no ve más que eso, ETA, por todas partes.
Es un verdadero escándalo judicial que tratándose de un delito en el que la Guardia Civil es una parte, la jueza ordene que sea la propia Guardia Civil quien lo investigue, arrebatándoselo de las manos de la Guardia Foral de Navarra. ¿La imparcialidad no le importa nada?
La jueza de la Audiencia Nacional quiere que la Guardia Civil le informe sobre el acoso de que son víctimas en Navarra, como si se tratara de un delito sexual. ¿Qué entiende la jueza por acoso?, ¿qué entiende la Guardia Civil por acoso?, ¿por qué no pregunta a los navarros si se sienten acosados por la Guardia Civil? Una dilatada experiencia tabernaria me dice que al darle la vuelta a la tortilla Su Ilustrísima ha perdido el norte, porque en el mundo real suelen ser los borrachos los que se ponen pesados y se dedican a acosar a los sobrios, y no al revés.
Está ocurriendo lo mismo que cuando hace años la prensa dijo que el rey Juan Carlos, hoy monarca supernumerario, había matado al oso Mitrofán después de emborracharlo. No fue así: quien estaba borracho era el monarca.
Su Ilustrísima ha perdido el norte porque no tiene en cuenta los hechos sino lo que ocurrió después de los hechos, cuando los vecinos salieron a la calle para protestar por la agresión de la que -no lo olvidemos- habían sido víctimas. Habla de los lemas de las pancartas, de los gritos de la gente en la calle…
Pero Ilustrísima Jueza: lo que Usted está juzgando como delito es una pelea en un bar no una manifestación, salvo que haya padecido un lapsus y crea que también las manifestaciones, las pancartas y los gritos son delito en esta país. ¿Es así?, ¿han dejado de ser derechos y también los ha convertido Usted en crímenes?, ¿todo es ya delictivo?, ¿no se puede mover ni un dedo?, ¿no se puede gritar en la calle libremente? Es bueno que Usted lo aclare para recomendar a los vecinos de Altsasu que dejen de salir a la calle y se queden en sus casas viendo la tele.