Los imperialistas tienen motivos sobrados para asustarse. Hace unos días, A. Zacarchenko, el Primer Ministro de la República Popular de Donetsk declaró que iba a nacionalizar un número importante de empresas. De momento el Estado ya ha asumido el control de tres empresas importantes, dos de los cuales son propiedad del oligarca R. Ajmetov. La primera fábrica ya ha sido ocupada y está bajo el control de los obreros.
Zacarchenko también se ha comprometido a que el Estado va a controlar los precios de los alimentos y, lo que es más importante: la población va a poder suspender el pago de las deudas contraídas con los bancos.
El Donbass vive un decisivo proceso de radicalización de la clase obrera. Los obreros de Zugres, Obras de Ingeniería de Energía y Mecánica (ZEMZ), se han organizado, poniéndose por encima de los administradores de la empresa. Han puesto la fábrica bajo su propiedad en autogestión. Desde los tiempos de la URSS la fábrica ZEMZ tiene una larga trayectoria. Está especializada en la producción de grúas industriales pesadas que se utilizan actualmente en India, México, Vietnam y otros países en el mundo.
¿Qué intenciones tienen los trabajadores de ZEMZ? Han publicado una declaración a partir de la cual se extraen las siguientes claves:
«La gestión de la fábrica está completamente bajo el control de los trabajadores.
«Los trabajadores tiene derecho a destituir de inmediato al director de su puesto y para la remoción de los administradores son necesarios dos tercios de los votos emitidos por votación directa.
«El sueldo del director no podrá exceder el salario medio de un obrero. Las gratificaciones serán decididas y votadas por los trabajadores de forma colectiva.
«El director tiene derecho a un período de vacaciones anuales. Su duración su salario durante ellas serán votadas por los trabajadores».
En pocas palabras: los trabajadores han expulsado a sus jefes y les han sustituido con sus propios representantes. Esto significa que ahora ellos tienen el control y el dominio de su puesto de trabajo. La declaración concluye recordando que esta iniciativa ha sido aceptada por el Soviet Supremo de la República Popular de Donetsk.
La nacionalización sin indemnización y colocación de las fábricas bajo el control de los obreros es el comienzo de un cambio real de la situación en Donbass y Lugansk.
Dada la importancia de los trabajadores industriales en el Donbass, es posible que tales iniciativas se extiendan a otros centros de trabajo y, eventualmente, podrían involucrar al resto de la clase obrera en Ucrania, que fue devastada por el capitalismo y las draconianas condiciones laborales impuestas durante años a las masas por el FMI y el gobierno de Kiev.