El papel de Turquía en el alto el fuego en Gaza

El avión de Trump acaba de aterrizar en Tel Aviv, por después de que Hamas haya liberado esta mañana en dos tandas a los 20 rehenes israelíes vivos que tenía retenidos. A cambio, Israel liberará a aproximadamente 250 prisioneros palestinos secuestrados en ls cárceles israelíes.

En el alto el fuego un actor poco visible ha desempeñado un papel fundamental: Turquía. Ferviente defensor -de boquilla- de la causa palestina y, sobre todo, de Hamas, Erdogan ha sido decisivo para que Hamas acepte el plan de Trump.

Turquía ha creado un frente unido con Qatar, que también es cercano a Hamas, lo que ha sido uno de los motivos para el reciente bombardeo israelí que intentó asesinar a los negociadores de la organización palestina.

Desde el acuerdo sobre Gilad Shalit en 2011, tras el cual Israel liberó a casi mil prisioneros palestinos, varias decenas de miembros de Hamas se han refugiado a Estambul. Casi cuarenta permanecen allí y han obtenido la ciudadanía turca. Otros poseen bienes inmuebles y activos financieros allí.

La capital turca ha servido durante mucho tiempo como base de retaguardia para la resistencia palestina. Albergó a Salah Al Aruri, fundador de las Brigadas Izz Al Din Al Qassam, el brazo militar del movimiento, entre 2012 y 2022.

En 2020 el diario británico The Times reveló que Hamas estaba llevando a cabo ciberataques y operaciones de contrainteligencia desde Estambul. Turquía se considera un refugio relativamente seguro, lo que permite a los dirigentes de Hamas mantener relaciones diplomáticas y viajar allí desde Qatar. Alberga regularmente a altos dirigentes de la organización.

Esta proximidad fue aprovechada por Erdogan durante las negociaciones para demostrar a Estados Unidos que son un puntal en Oriente Medio. Ankara quiere que Trump levante el embargo a las exportaciones de armas y que le venda aviones F-35 y adquirir aviones de combate F-16 para reabastecer su flota. Pero también desea adquirir motores turbofán fabricados por la empresa estadounidense GE Aerospace para desarrollar su avión de combate Kaan de quinta generación y el Hürjet, sus aviones ligeros de entrenamiento de combate.

Turquía también busca consolidar su influencia en Oriente Medio y su posición como mediador. Esto, sin duda, refuerza la imagen de Erdogan, tanto en la opinión pública turca como en el escenario internacional. Incluso su principal oponente, el alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, encarcelado desde marzo, destacó el sábado el “papel constructivo de Turquía en este valioso proceso de paz”.

El gobierno de Erdogan quiere posicionarse en el contexto de la reconstrucción posbélica de la Franja de Gaza para beneficiar a sus empresas constructoras. Sin embargo, es improbable que Turquía participe en el despliegue, bajo la égida de Estados Unidos, de la “fuerza internacional de estabilización” prometida por Trump. El ejército turco están bien entrenado, pero Israel no se fía.

En Siria ambos países siguen con las espadas en alto.


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