La Asociación Sionista de Alemania (ZVfD) jugó un papel especial en la persecución del III Reich contra los judíos. Lo mismo que los nazis, los sionistas pretendían limpiar a Alemania de judíos para obligarlos a colonizar Palestina.
La emigración y la colonización eran la “solución a la cuestión judía” en Alemania y en los demás países del mundo porque los sionistas consideran que el judaísmo no es una religión sino una nación, un fraude histórico que está profundamente anclado en muchas poblaciones. En otras palabras, las concepciones que hoy imperan sobre los judíos proceden del sionismo.
Como tal “nación”, los sionistas rechazaban la asimilación de los judíos a los alemanes, es decir, eran partidarios del apartheid y los ghettos, exactamente igual que los nazis. Por eso, el enemigo de ambos, nazis y sionistas, eran los judíos asimilados. Había que impedir la integración y promover los ghettos. La mejor manera de lograrlo era exigir el reconocimiento de una supuesta “nación judía” y, a diferencia de las organizaciones judías convencionales, los sionistas nunca lucharon contra los nazis durante la República de Weimar.
En consecuencia, tampoco lucharon contra el antisemitismo en Alemania porque era útil para forzar la emigración a Palestina. Para la ZVfD, la solución a la “cuestión judía” era mantener el “desarraigo” de los judíos dentro de la sociedad alemana, que debían ser reconocidos como una “minoría nacional” que tenía derecho a su “autonomía”.
A partir de 1933, con la llegada de Hitler a la Cancillería, la estrategia sionista triunfó. La ZVfD encontró una mayor respuesta entre los judíos alemanes y, de ser un movimiento minoritario, pasó a convertirse en una de las organizaciones más grandes e influyentes entre ellos.
Junto con la “Asociación Central de Ciudadanos Alemanes de Fe Judía” y otras organizaciones parecidas, la ZVfD se comprometió a crear y fortalecer los ghettos, aunque no los llamó así sino que para ellos era una forma de “autogestión” de los judíos dentro del III Reich. En la Representación del Reich de los judíos alemanes, las organizaciones judías trabajaron para crear un área autogestionaria con su propio sistema educativo, sus propias instituciones de bienestar y una vida cultural independiente.
Los sionistas aprovecharon la oportunidad para preparar a los judíos para una nueva vida en Palestina. Celebraron el Acuerdo de Haavara con los nazis, cuyo objetivo era facilitar la emigración de los judíos a Palestina, y mantuvieron centros de Hachsharah en los que se preparaba a los jóvenes en particular para trabajar en los kibutz.
Entre 1934 y 1937 la ZVfD tuvo que defenderse de un oponente sionista interno, la corriente revisionista, de la que ya hablamos en una entrada anterior por sus conexiones con los fascistas italianos. En la Alemania nazi los revisionistas locales, presididos por Georg Kareski, rechazaban la autogestión y defendían el “principio del Führer”. Se ofrecieron a los nazis para gestionar el apartheid judío. La Gestapo intentó promocionar a Kareski a una posición de dirección central, pero fracasó debido a la resistencia de los judíos antisionistas.
La organización nazi encargada del trabajo sionista en Alemania fue el Servicio de Seguridad (SD) de las SS, que hasta 1937 apoyó las actividades de la ZVfD en relación con Hachsharah y la emigración, al tiempo que perseguía a las organizaciones de los judíos asimilados. El primer jefe del “Departamento Judío” del SD (Departamento II/112), Leopold von Mildenstein, consideraba el apoyo a los sionistas como el medio más eficaz para “resolver la cuestión judía” en Alemania.
Después de su retirada del SD en 1936, el servicio de seguridad se fue alejando gradualmente de los sionistas. Apoyar la emigración a Palestina promovería el establecimiento de un Estado judío allí, que podría convertirse en un peligroso oponente de la Alemania nazi.
Con el tiempo los nazis también perdieron interés en mantener el Acuerdo de Haavara con los sionistas. Cuando el SD se dio cuenta de que la migración a Palestina no se estaba produciendo en la medida esperada y de que no estaba produciendo los beneficios económicos esperados, decidió reemplazar la emigración judía ordenada por una política de expulsión forzosa.
Aunque la ZVfD recibió un trato preferencial por parte de los nazis sobre otros grupos judíos en los años anteriores a 1937, su trabajo se vio afectado por la política antijudía. Cuanto más judíos asimilados se pronunciaban a favor de permanecer en Alemania, más presión ejercía el III Reich sobre los sionistas para acelerar la emigración.
Algunos sionistas fueron detenidos y su periódico (“Jüdische Rundschau”) quedó prohibido. Después del pogromo de noviembre de 1938, la ZVfD también fue finalmente prohibida y su oficina de emigración, la “Oficina Palestina”, se incorporó a la organización obligatoria de la Asociación de Judíos del Reich en Alemania.