Es el cuento de nunca acabar: el país más vacunado del mundo, Seychelles, ha ampliado indefinidamente las restricciones impuestas a la circulación y las reuniones con el pretexto de los nuevos brotes y las nuevas variantes.
El archipiélago del Océano Índico, rodeado de palmeras, se apresuró a vacunar en masa a sus casi 100.000 habitantes para a reabrir las fronteras al turismo, que es el sustento de su economía. El 70 por ciento de su población ha recibido las vacunas de Sinopharm o AstraZeneca, es decir, que ha alcanzado eso que llaman “inmunidad de rebaño”.
El viernes el ministerio de Sanidad anunció en un comunicado oficial un refuerzo de las medidas sanitarias y sociales en vigor. Los bares, casinos y comercios tienen que cerrar a las 7 de la tarde. Los eventos como las celebraciones de bodas están prohibidos y las reuniones de más de cuatro personas, a no ser que sea por motivos de trabajo, están prohibidas tanto en el interior como en el exterior.
“Estas medidas seguirán en vigor y sólo podrán relajarse cuando el brote esté más controlado”, dice el ministerio (1), que no explica la contradicción entre la “inmunidad de rebaño” y el supuesto incremento de muertes por coronavirus.
También hay un aumento importante de los contagios, según datos oficiales, que -como por casualidad- se observa en el 37 por ciento las personas vacunadas. La explicación de algunos “expertos” es de risa: el rebrote es por culpa de la vacuna china (2).
Pero si la vacuna china no es “eficaz”, ¿por qué la ha autorizado la Organizacion Mundial de la Salud?
Otros “expertos” recurren al tema de moda, que son las “variantes” del coronavirus: las vacunas siven para unas variantes, pero no para otras, de manera que lo mejor es inocular contra todas y cada una de las “variantes” que hay o que se presenten en el futuro.
(1) https://www.bloomberg.com/news/articles/2021-06-25/seychelles-extends-virus-curbs-indefinitely-as-outbreak-rages
(2) https://www.msn.com/es-es/noticias/internacional/el-extra
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