Laos es uno de los países más contaminados del mundo por las municiones de racimo. Todos los días los civiles corren el riesgo de resultar heridos o muertos por restos explosivos en más de 10.000 aldeas.
Laos no fue parte de la Guerra de Vietnam, pero sufrió sus consecuencias entonces y las sigue sufriendo medio siglo después de acabar. El legado de los bombardeos estadounidenses masivos sigue estando presente.
A partir de 1964 y durante nueve años, Estados Unidos llevó a cabo unas 600.000 misiones de bombardeo sobre Laos, el equivalente a un bombardeo cada ocho minutos. Oficialmente, esta estrategia de “bombardeo de alfombra” tenía la intención de cortar las líneas de suministro de armas a Vietnam del norte.
Estados Unidos lanzó más de 270 millones de bombas de racimo durante aquella guerra, que en 2008 fueron prohibidas por el Tratado de Oslo porque sus consecuencias son devastadoras. Lanzadas desde un avión o disparadas desde el suelo o el mar, liberan docenas o incluso cientos de minibombas llamadas “submuniciones” a mitad de camino, que pueden cubrir un área del tamaño de varios campos de fútbol. Cualquier persona en el área de impacto, militar o civil, probablemente morirá o resultará gravemente herida.
Desde el comienzo de la intervención estadounidense en la Guerra de Vietnam en 1964, más de 50.000 personas han resultado muertas o heridas en accidentes causados por restos explosivos de guerra y aproximadamente la mitad de ellos en tiempos de paz. Las municiones que no explotan inmediatamente al impactar (entre el 5 y el 40 por cien), representan un riesgo para los civiles décadas después del final de la guerra. En Laos se estima que hay 80 millones de municiones en racimo sin explotar enterradas en los campos desde el final de la guerra.
En Laos residen más de 15.000 supervivientes de minas terrestres y restos explosivos y muchos de ellos sufren lesiones crónicas, lo que requiere un apoyo continuo.
Han quedado contaminados más de mil kilómetros cuadrados de terreno. Bosques, arrozales, pueblos, escuelas y caminos se encuentran en estas vastas áreas, de las cuales los habitantes se ven así despojados.
Alrededor del 25 por cien de los pueblos con más de 10.000 habitantes están contaminados por artefactos explosivos sin detonar. “Entramos en contacto con artefactos explosivos casi todos los días, por lo que debemos estar constantemente atentos. Hace unos días, encontramos y destruimos más de 10 municiones en racimo y artefactos explosivos en un día mientras limpiamos un campo de arroz en la aldea de Homphanh, distrito de Houameuang, en el norte de Laos”, dice Lamngueun, un experto en eliminación de artefactos explosivos en Laos.
La contaminación representa un gran obstáculo para el desarrollo del país al limitar las actividades agrícolas y forestales, y aumentar el costo de los proyectos de infraestructura en las zonas rurales.
—https://www.handicap-international.fr/sn_uploads/fck/CP-LAOS-VD.pdf