Dos meses después del inicio de la ofensiva israelí, la evidencia sugiere cada vez más claramente que Israel está involucrado en una limpieza étnica de los palestinos que viven en la Franja de Gaza.
Los ataques israelíes no se centran en la destrucción de Hamas. Son indiscriminados y de mucha envergadura. Han arrasado barrios enteros y causado bajas civiles muy superiores a las militares, con poca evidencia de un resultado positivo, más allá de la captura y exposición de unos pocos túneles vacíos.
Las fuentes israelíes dicen que su operación en Gaza ha matado hasta ahora a 5.000 combatientes de Hamas. Admiten que se trata de una estimación frágil y que el mundo exterior no tiene forma de saber si está siquiera cerca de ser cierta. Pero supongamos por el momento que es así. Según las propias estimaciones del ejército israelí, el ala militar de Hamas contaba con unos 30.000 combatientes al comienzo de esta guerra, lo que implica que todavía quedan 25.000 por eliminar. Las últimas estimaciones del número total de víctimas palestinas de la guerra, que está aumentando rápidamente, ascienden hasta ahora a 18.000, incluidos más de 7.000 niños.
Al ritmo y los métodos actuales de Israel, completar el supuesto trabajo de destruir el ala militar de Hamas resultaría en la muerte de casi 100.000 palestinos, incluidos más de 30.000 niños. Israel también ha atacado al resto de Hamas, más allá de su ala militar, incluidos los altos dirigentes que ha jurado ejecutar, así como a los funcionarios de la administración civil de la Franja de Gaza, también encabezada por Hamas, a la que Israel ha jurado eliminar.
Estas cifras sugieren que, además de eliminar a Hamas, objetivo israelí es matar civiles y expulsar de Gaza al mayor número posible de palestinos.
La afirmación del ejército israelí de que utilizó las advertencias en un intento de reducir las víctimas civiles es una tomadura de pelo. A los residentes se les ordena huir de sus hogares, pero aún así son bombardeados, ya sea en el camino o en el lugar donde se les dijo que huyeran. Luego se les ordena que se muevan de nuevo –si es que hay algún lugar al que puedan ir– y son bombardeados nuevamente. Los códigos QR en folletos que prometen información sobre zonas seguras son inútiles, ya que las comunicaciones están interrumpidas y la mayoría de los palestinos carecen de acceso a internet.
Israel ni siquiera se molesta en utilizar su práctica anterior de “golpear el tejado”, es decir, utilizar una pequeña munición para advertir a los ocupantes de un edificio que está a punto de ser destruido, como si estuviera bien bombardear la casa de alguien hasta que estuviera completamente destruida.
Durante los últimos dos meses, los colonos israelíes, actuando en gran medida con el consentimiento del ejército israelí, han utilizado la violencia y la intimidación en Cisjordania para expulsar de sus aldeas a los residentes palestinos.
De Gaza, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo: “Vamos a eliminarlo todo”. Mientras tanto, el vicepresidente del Knesset, Nissim Vaturi, dijo sobre los palestinos en Gaza: “Expulsadlos a todos”, mientras que el ministro de Agricultura, Avi Dichter, dijo: “Ahora estamos desplegando la nakba de Gaza”. El ministro de Patrimonio, Amachai Eliyahu, sugirió que Israel está considerando lanzar un arma nuclear sobre Gaza.
A todo esto se suma la evidencia de lo que planifica el gobierno israelí.
Un informe publicado en octubre reveló una propuesta del Ministerio de Inteligencia para transferir a toda la población de la Franja de Gaza a la península egipcia del Sinaí, para alojarla primero en tiendas de campaña y luego en ciudades construidas permanentemente. La propuesta no explicaba cómo Israel superaría la oposición de Egipto a tal traslado de población, pero otros informes confirman que los dirigentes y diplomáticos israelíes están proponiendo a otros gobiernos la transferencia de varios cientos de miles de habitantes de Gaza a Egipto.
Los israelíes afirmaron que este sería un movimiento temporal mientras dure la guerra actual, pero sus interlocutores rechazaron la idea dada la probabilidad de que tal movimiento, como los movimientos palestinos anteriores, se volviera permanente.
Recientemente Netanyahu dio instrucciones a su ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, para que desarrollara un plan para “diluir” la población de la Franja de Gaza al mínimo. La historia fue publicada por el periódico israelí Israel Hayom, que ha apoyado a Netanyahu y se considera que tiene buen acceso a él.
Otros medios de comunicación israelíes informan que ya se ha presentado silenciosamente una propuesta a los miembros del Congreso de Estados Unidos para que dos millones de habitantes de Gaza transiten por Egipto para establecerse permanentemente allí, así como en Irak, Turquía y Yemen. Se esperaría que Estados Unidos utilice su ayuda a estos países como palanca para lograr que acepten el acuerdo.
Desde el 7 de octubre el gobierno israelí ha rechazado con más fuerza que nunca el único camino para poner fin a la guerra mediante negociaciones pacíficas, permitir la autodeterminación palestina para crear un nuevo Estado “del río al mar”.
En cambio, Israel está intentando eliminar a los propios palestinos de la ecuación mediante la muerte y la limpieza étnica. La estrategia de Israel no tiene más probabilidades de traer la paz a los israelíes ni a nadie más que sus intentos anteriores. Para citar sólo un ejemplo, consideremos cómo Israel se enfrentó a la Organización para la Liberación de Palestina en el exilio a principios de los años 1980 y cómo esto condujo a múltiples guerras, el ascenso del Hezbollah libanés y la pérdida de casi toda esperanza de estabilidad en el Líbano.
El gobierno de Biden ha dado algunas señales de que sabe lo que está pasando. Ha comenzado a imponer prohibiciones de visado a los colonos israelíes culpables de imponer el terror en Cisjordania. La vicepresidenta, Kamala Harris, hablando en la cumbre sobre el clima en Dubai, dijo que “bajo ninguna circunstancia Estados Unidos permitirá el reasentamiento forzoso de palestinos de Gaza o Cisjordania”.
Pero estos gestos no disocian a Washington de la política terrorista de Israel.