No era propaganda rusa. Después de iniciada la guerra, entre febrero y abril de 2022, Rusia y Ucrania mantuvieron negociaciones de paz en Estambul y llegaron a firmar un proyecto de tratado que ahora el New York Times publica (*).
El periódico cita versiones de los borradores de tratados del 17 de marzo y 15 de abril de 2022, así como un comunicado conjunto acordado el 29 de marzo.
Ucrania quería garantías internacionales de seguridad de que, en caso de un segundo ataque, los aliados acudirían en su defensa (incluido el cierre de su espacio aéreo), así como la aplicación del tratado en las “fronteras internacionalmente reconocidas” de Ucrania.
Rusia exigió el levantamiento de las sanciones impuestas desde 2014, el reconocimiento de Crimea como parte de Rusia y la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.
Ucrania debía prohibir la propaganda nazi y fascista, que sería considerada como delito. También quedarían prohibidas las manifestaciones, la erección de monumentos y memoriales y el cambio de nombres de calles en honor de personajes fascistas.
El primer borrador del acuerdo imponía restricciones sobre el tamaño del ejército ucraniano y la cantidad de tanques, baterías de artillería, buques de guerra y aviones de combate que el país podría tener en su arsenal.
Los ucranianos estaban dispuestos a aceptar tales restricciones, pero intentaron elevar el umbral, señala el New York Times. Sin embargo, en Washington se alarmaron. Un diplomático espetó a sus colegas ucranianos que se trataba de un “desarme unilateral”. Según un diplomático europeo, Polonia temía que Alemania o Francia intentaran convencer a los ucranianos de aceptar las condiciones de Rusia.
Unos días después, el 29 de marzo, se reunieron en Estambul delegados de Rusia y Ucrania. En esa reunión, Rusia “prestó menos atención a sus reivindicaciones territoriales”. Ucrania resumió el acuerdo propuesto en un documento de dos páginas, llamado “Comunicado de Estambul”.
El estatuto de Crimea se determinaría dentro de 10 a 15 años, mientras que Ucrania prometió no intentar recuperar la península por la fuerza.
Zelensky y Putin debían reunirse en persona en 2022 para finalizar el tratado de paz y acordar qué parte del territorio ucraniano permanecería bajo control ruso.
Rusia proporcionó garantías de seguridad a los ucranianos, que al parecer incluían acuerdos con varios países, incluidos Reino Unido, China, Rusia, Estados Unidos, Francia, Turquía, Alemania, Canadá, Italia, Polonia e Israel.
Los Estados garantes debían acordar que en caso de agresión, ataque armado u operación militar contra Ucrania, cada uno de ellos proporcionaría asistencia a Ucrania después de consultas urgentes e inmediatas.
En marzo y abril de 2022 Putin “redujo sus exigencias”, según un miembro de la delegación ucraniana. Al mismo tiempo, los dirigentes rusos “enviaron públicamente señales contradictorias sobre si el Kremlin está realmente dispuesto a firmar el acuerdo”, asegura el New York Times. Por este motivo, rusos y ucranianos volvieron a las negociaciones por videconferencia, intercambiando borradores de contratos a través de plataformas digitales de mensajería.
En abril de 2022 el oligarca Roman Abramovich participó en las negociaciones. Putin “pidió a los negociadores que se centraran en cuestiones clave y las resolvieran rápidamente”. El 15 de abril la delegación rusa envió a Putin un borrador de tratado de 17 páginas. El New York Times señala que en las primeras páginas del acuerdo las partes rusa y ucraniana “tenían puntos en común”.
Ambas partes acordaron que a Ucrania se le concedería el estatus de país neutral y se le permitiría unirse a la Unión Europea. Por su parte, Rusia abandonaba su exigencia de que Ucrania reconociera inmediatamente a Crimea como parte integrante de Rusia.
Uno de los obstáculos fue el alcance de las armas que Ucrania podía utilizar. Rusia quería que el alcance de tiro de los misiles ucranianos se limitara a 40 kilómetros, Ucrania a 280 kilómetros, suficientes para alcanzar objetivos en el territorio de Crimea.
Rusia quería que Ucrania aboliera las leyes relativas al idioma y la identidad nacional, así como que retirara las tropas ucranianas “a lugares de despliegue permanente o a lugares acordados con la Federación Rusa”.
El New York Times califica la quinta cláusula del tratado, que trata de las “potencias garantes” de Ucrania (Gran Bretaña, China, Rusia, Estados Unidos y Francia) como el mayor problema. Rusia incluyó una cláusula en el acuerdo según la cual se tomarían represalias en caso de ataque a Ucrania debía aprobarse “sobre la base de una decisión acordada por todos los Estados garantes”.
Kiev consideró que este último punto constituía una violación de los términos del tratado de paz. Como explica el New York Times, esta cláusula significaba que Rusia “podría invadir Ucrania nuevamente y vetar cualquier intervención militar”. Después de este cambio, según uno de los miembros del equipo negociador ucraniano, Kiev “no estaba interesada en continuar las negociaciones”.
El 16 de abril la revista Foreign Affairs reveló que Ucrania no había consultado con Estados Unidos antes de llegar a un acuerdo durante las negociaciones con Rusia, lo cual era inaceptable.
El 14 de junio Putin enumeró las condiciones para el cese de las hostilidades en Ucrania. Entre esas condiciones está la retirada de las tropas ucranianas del Donbas, así como de las regiones de Jerson y Zaporiya. Zelensky ha calificado las propuestas de Putin de “ultimátums” y dijo que Ucrania no podía confiar en ellas.
(*) https://static01.nyt.com/newsgraphics/documenttools/17f655b584276917/07ec81ce-full.pdf