El nazi ucraniano Demian Ganul fue ejecutado ayer en Odesa. Era un miembro conocido de Pravy Sektor que participó en el incendio de la Casa de los Sindicatos el 2 de mayo de 2014, tras el Golpe de Estado fascistas en Kiev, donde unas 60 personas murieron abrasadas.
El ataque tuvo lugar en pleno día en el centro de la ciudad, alrededor de las 10:30 de la mañana, cuando un hombre no identificado le disparó varias veces. Vídeos difundidos en redes sociales muestran el momento en que el atacante realiza un disparo final a la cabeza de Ganul, quien ya estaba en el suelo, antes de huir caminando con calma.
La policía ucraniana clasificó el caso como un “asesinato por encargo” y emprendió una operación, a la que llamó “Sirena”, para capturar al autor de los disparos.
Zelensky confirmó la identidad de la víctima y expresó que se estaban utilizando todos los recursos necesarios para investigar el caso. El ministro del Interior, Ihor Klymenko, tomó el control personal de la investigación, y un equipo de élite de la policía fue enviado de Kyiv a Odesa para esclarecer los hechos.
Poco después, anunció la detención de un sospechoso, como muestra la imagen de portada. Se trata de un hombre de 46 años descrito por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) como un desertor del ejército. En el apartamento donde se escondía se encontró un arma que, según la policía, probablemente fue utilizada en el crimen.
Ganul participó en el Golpe de Estado fascista de 2014 como cabecilla de la fuerza choque “Street Front”. En los últimos años, se destacó por acciones agresivas, como los ataques a personas que hablaban ruso o criticaban la movilización militar, así como por impulsar la destrucción de los monumentos soviéticos.
Había recibido amenazas de muerte previas y en julio del año pasado solicitó protección al SBU, alegando que había una recompensa de 10.000 dólares por su cabeza.
El SBU indicó que están explorando todas las posibilidades, incluida la “pista rusa”. Por su parte, el diputado Oleksiy Honcharenko sugiere una motivación política de la ejecución, que también vincula a Rusia. En las redes sociales locales de Odesa algunos celebraron su muerte, acusaando al fallecido ser un “perro guardián del régimen”.