La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha remitido un escrito a todos los centros penitenciarios con ‘nuevas recomendaciones’ para frenar la expansión del coronavirus, entre las que figuran la suspensión de comunicaciones orales y especiales. Los conatos de motín se vienen sucediendo desde que comenzó el Estado de Alarma.
La suspensión de las comunicaciones se suma a la suspensión temporal de los traslados no sanitarios, judiciales o aquellos que sean imprescindibles, y de las visitas de alumnos en prácticas, investigadores y personal análogo, decretada por la Secretaría General para todas las prisiones.
Fuera permisos y visitas
También se propone «aplazar o suspender» los permisos de salida, en los términos previstos en el artículo 157 del Reglamento Penitenciario, así como la suspensión de la entrada del personal de ONG para la realización de actividades culturales, deportivas, ocupacionales y programas formativos específicos.
Además, Instituciones Penitenciarias aboga por suspender la entrada de profesionales externos y restringir la entrada de los monitores de empresas externas «al mínimo indispensable». También se interrumpen las salidas programadas y de las salidas regulares al exterior para internos de segundo grado, y la entrada de profesionales para la actividad docente de enseñanza reglada no universitaria.
La justificación «covid» de esta medida no aparece demasiado justificada, pero faculta a los centros penitenciarios a mantener en régimen de aislamiento a prácticamente toda la población reclusa por tiempo indefinido.
Situación explosiva
La situación parece explosiva. Desde que se aplicó el Estado de Alarma en marzo del año pasado, el clima de tensión que se ha generado en la prisiones españolas por el coronavirus, ha generado ya varios motines en prisiones distintas del territorio nacional. Las prisiones de Alcalá-Meco, Tahiche de Lanzarote, Fontcalent, Castellon y Albolote han reportado en los últimos meses incidentes derivados de las restricciones.
En abril de 2020 hubo una protesta de seis horas en la prisión de Ocaña, que la antecedió otra la semana anterior en Quatre Camins. Instituciones Penitenciarias ha querido así zanjar las medidas «covid» en las prisiones, sembrando un descontento que va a ir a más en las próximas semanas.