El Presidente norcoreano Kim Jong-un |
El proyecto se llama “Castigo y Respuesta Masiva Surcoreana” y, según el diario Korean Times (*), el ministro de Defensa, Han Min-koo, también admitió la existencia de dicho plan en una sesión parlamentaria celebrada en setiembre del año pasado.
El proyecto creará un cuerpo de 2.000 mercenarios, coreanos y estadounidenses, que tendrán como objetivo “neutralizar” a los dirigentes políticos norcoreanos. No creemos necesario traducir al castellano lo que el verbo “neutralizar” significa en el argot militar de los gringos.
El resto de la noticia se desenvuelve en medio de ese mismo lenguaje eufemístico en el que los asesinatos lo que pretenden no es matar, sino todo lo contrario: salvar vidas humanas o, en otras palabras, “evitar inútiles efusiones de sangre”.
Supongamos que la noticia fuera a la inversa. Supongamos que se descubre -o se inventa- un plan de Corea del norte para matar a los dirigentes políticos del país vecino, o de Estados Unidos, en el mismo caso de que se produjera “un conflicto”. Tendríamos servida la correspondiente campaña de intoxicación, que siempre empieza por los delirios y las fobias del Presidente Kim Jon-un, del que conocemos mejor sus muchas paranoias que de cualquier otro personaje público de la historia mundial.
Nos imaginamos que este tipo de planes siniestros del imperialismo, que además se presentan como si fueran “secretos”, no son ninguna novedad, ya que desde 1950 la única paranoia conocida es la que tienen en el Pentágono con Corea del norte, que creen que se acabaría al más puro estilo mafioso: matando a los dirigentes de Pyongiang para poner a otros en su lugar, mucho más de los gustos de Washington.
El mundo que crean los medios está repleto de arquetipos Kim Jong-un a los que hay que borrar de la faz de la tierra. Los asesinatos de Gadafi y Saddam Hussein no han servido para nada, pero los que diseñan los planes en el Pentágono siguen sin enterarse.
Pero si a algún lector se le ocurre hacer lo mismo y elaborar un plan para liquidar a los que elaboran esos planes y ponerlo en alguna red social, lo pasará muy mal. Le acusarán de yihadista o algo parecido.