El presidente sirio Bashar Al Assad también ha promulgado una amnistía para los delitos cometidos antes de este jueves, con algunas excepciones, en particular para los delitos que hayan causado la muerte de personas y el contrabando de armas.
El decreto se publicó anoche y prevé la reducción de determinadas penas.
Aquellos a los que se les conceda la amnistía y que hayan sido condenados a muerte cumplirán cadena perpetua, mientras que a los condenados a cadena perpetua se les reducirá la pena a 20 años.
Los encarcelados que hayan cumplido 70 años o que padezcan enfermedades incurables también saldrán a la calle.
Desde que en marzo de 2011 comenzó la guerra de agresión, el gobierno ha aprobado amnistías similares, a pesar de la muerte de medio millón de personas.
Pero las potencias occidentales no se relajan. El miércoles los tribunales franceses emitieron órdenes internacionales de detención contra Assad, su hermano y dos generales del ejército por supuesta “complicidad en crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”. El motivo es el ataque con armas químicas de 2013 en el barrio de Ghuta, en Damasco. que fue realizado por los yihadistas e imputado al ejército sirio en una campaña internacional orquestada por la inteligencia militar británica, como ya expusimos en una entrada anterior.
El ataque químico fue una provocación para forzar la intervención militar abierta de las potencias occidentales en la guerra.