Desde la liberalización del mercado inmobiliario en 1998, China ha experimentado un auge especulativo. Los promotores se expandieron rápidamente gracias a los préstamos bancarios, pero su deuda ha crecido tanto que llevan meses a punto de desplomarse estrepitosamente. El año pasado Evergrande se vio ahogado por una gigantesca deuda de 300.000 millones de dólares.
Muchos promotores se fueron a la quiebra. A pesar de ello, en 2020 el gobierno restringió el acceso al crédito y, al mismo tiempo, la demanda cayó por el frenazo económico y la política de “cero covid”.
El sector inmobiliario es un sector clave de la economía china, que representa, junto con la construcción, alrededor de una cuarta parte del PIB y proporciona un medio de vida a una mano de obra poco cualificada.
El viernes el gobierno cambió su política económica para impedir el hundimiento del sector. Ahora trata de favorecer el acceso al crédito de los promotores inmobiliarios para que puedan salir del océano de deudas y completar los proyectos urbanísticos paralizados.
Debido a la falta de liquidez, en los últimos meses algunas empresas inmobiliarias pararon las obras y los compradores dejaron de pagar los préstamos, lo que ha aumentado el endeudamiento de las inmobiliarias.
Al mismo tiempo, la política de “cero covid” se ha suavizado, incluida la reducción de los plazos de cuarentena para las llegadas internacionales.
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