Los borregos que se dedican a cazar seudociencias deben estar rabiando, empezando por el que ha redactado la entrada sobre el asunto en la Wikipedia, donde no faltan referencias a las “supersticiones” y al viejo dogma de la OMS, según el cual los “tratamientos carecen de una base científica” (2).
Pero el dogma ha cambiado (o cambió la OMS), pasando a admitir la “base científica” de la medicina china y de las medicinas tradicionales, en general (3). No obstante, los que no han cambiado son los mequetrefes de la Wikipedia.
En medicina, todo lo que no sea recetar las mercancías de los grandes monopolios farmacéuticos hasta intoxicar a los enfermos, es pura superchería. Son ellos los que establecen la frontera entre la ciencia y “todo lo demás”.
El gobierno chino, la mayor parte de cuyos miembros son científicos, no opina de la misma manera y el 92 por ciento de los casos positivos de coronavirus han sido atendidos con la medicina tradicional, bien de forma exclusiva o en combinación con las terapias que se recomiendan en los países occidentales.
A los médicos chinos, los que practican la medicina tradicional y los otros, no les gusta que los borregos ridiculicen sus prácticas terapéuticas ancestrales, por lo que presentaron para su aprobación un proyecto de ley que castiga “a cualquier persona u organización” que la menosprecie.
Por más que se empeñen en decir otra cosa, la evidencia empírica que apoya las antiguas terapias médicas es muy numerosa. Hay miles de artículos revisados por pares catalogados en la Biblioteca de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Un artículo reciente de la Revista de Medicina Molecular de la Academia China de Ciencias Médicas y la Universidad Nacional de Singapur llegó a la conclusión de que la medina tradicional china “representa un vasto recurso sin explotar para la medicina moderna”. Es un sistema médico que enumera más de 13.000 ingredientes medicinales diferentes y más de 100.000 decocciones y recetas únicas.
En 2015 le otorgaron el Premio Nobel de Medicina por primera vez a una científica china, Tu-You, por descubrir la artemisa, una remedio de la medicina tradicional china que es la base para un medicamento contra la malaria, como ya expusimos en otra entrada.
La medicina tradicional china es uno de los capítulos de la Nueva Ruta de la Seda. Se usa en 183 países y regiones y el gobierno de Pekín ha firmado acuerdos de cooperación en este sector con más de 40 gobiernos y organizaciones de todo el mundo, incluido Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá e Italia.
Para el tratamiento del coronavirus, en China los médicos han recurrido a seis remedios tradicionales. Los dos más destacados son Lianhua Qingwen -que contiene 13 hierbas como la Forsythia suspensa y la Rhodiola rosea– y Jinhua Qinggan, que fue desarrollado durante el brote de H1N1 en 2009 y que está hecho con 12 componentes que incluyen menta, regaliz y madreselva.
A diferencia de otras partes del mundo, en China la medicina occidental no ha eclipsado a la tradicional, que sigue creciendo, tanto en el interior como en el extranjero, donde la demanda es creciente. El año pasado el gobierno chino estimó que la industria de la medicina tradicional podría representar unos 420.000 millones de dólares a finales de este año.
China ha estado enviando suministros y expertos en medicina tradicional junto a los medicamentos y equipos convencionales a África, Asia Central y Europa. “Estamos dispuestos a compartir la experiencia china y la solución china para el tratamiento del covid-19 y dejar que más países conozcan, entiendan y usen la medicina china”, dijo en marzo Yu Yanhong, uno de los responsables del Instituto de Medicina Tradicional China.
(1) https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53216833
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Medicina_china_tradicional
(3) www.who.int/medicines/areas/traditional/TRM_BeijingDeclarationSP.pdf